Por el humo se sabe dónde está el fuego.
MORENTE
Hay que hablar de nuevo del que, en recientes palabras del primer edil, es un espacio emblemático, el mejor de la Urbanización Nuevo Principado: Paseo Río Nalón.
Después de diecinueve años de expolio sistemático y abusivo, de toda suerte de mobiliario público, ornamento y equipamiento, ha quedado reducido a un recinto de ocio, mayormente hostelero, con proyección de actividad permanente en la calle.
Los residentes en la zona vienen soportando molestias de todo tipo, infructuosamente denunciadasante diferentes instancias de la “autoridad competente”, porque desean gozar de la misma tranquilidad y bienestar, dentro de sus viviendas, que disfrutan quienes viven en otros lugares de municipio. Esas fueron las palabras que trasladó el Defensor del Pueblo al Ayuntamiento, ante las quejas presentadas por los vecinos y que, hasta ahora, no han servido de nada.
Sin embargo, es precisamente en este momento, cuando hace poco más de una semana que han empezado las obras de remodelación del paseo (vía pública), cuando el Ayuntamiento puede y debe cambiar de actitud de cara a loscentenares de familias que residen en los cinco edificios que conforman dicho paseo. Familias que residen allí, en viviendas sobre o junto a casi cuarenta restaurantes, que se amontonan en doscientos metros de calle. Saturación consentida por el Ayuntamiento; difícil de entender, pero que está a la vista de todos.
□ LAS OBRAS
El primer paso para remodelar, reconstruir, rehabilitar, restituir,…el Paseo Río Nalón, salta a la vista que es el adeudado, pues se ha confiado a una empresa que, en pocos días, está dando muestras de profesionalidad y conocimiento de cómo hay que actuar. Su buen hacer hasta el momento, es el mejor aval para no dudar de que el proyecto que se le ha confiado llegará a buen fin. El avance de las obras se nota de un día para otro.
No obstante, antes de que finalicen las obras y los restaurantes recuperen su actividad, el Ayuntamiento debe adoptar soluciones para resolver dos problemas graves que hasta ahora no ha tenido en cuenta: los chorreones de grasa en las chimeneas de los edificios y los compresores de aire acondicionado en la fachada, a la vista o empotrados entre el falso techo de los locales y el suelo de las viviendas de la primera planta de los edificios. Las reclamaciones de los vecinos en este sentido, llevan años acumulándose en el Ayuntamiento, que hace caso omiso.A ellos voy a referirme.
□ CHORREONES DE GRASA EN CHIMENEAS
Por el humo se sabe dónde está el fuego. Por la grasa que chorrea se adivina la falta de mantenimiento.Hay que partir de la base de que hay más restaurantes que chimeneas en los edificios. Inicialmente (año 2005) las chimeneas eran más cortas que ahora y estaban rematadas con un simple sombrerete.
En pocos años se alargaron los tubos-chimeneas, como puede verse en las imágenes de REPORTAJE adjunto, a medida que iban convirtiéndolos en salidas de humo de las cocinas, en un intento de cumplir con la Ordenanza Municipal al efecto, que contempla tres metros más que el punto más alto de los edificios; los torreones, en el caso concreto de los Edificios denominados Eurovillas.
La presencia de grasa en el remate de las chimeneas, a lo largo de las mismasy en los soportes de obra en los que están añadidas, así como las hebras de grasa que despiden y que caen sobre los solárium, zonas comunes y patios interiores de las viviendas, revelan la insuficiencia/ineficacia del sistema de filtrado y expulsión de humo al exterior. Por no mencionar el fuerte ruido que generan,que transciende a las viviendas a través de los patios interiores. En este sentido, las reclamaciones de los vecinos al Ayuntamiento son continuas, recibiendo la callada por respuesta.
La solución está en actuar dentro de los restaurantes, concretamente en las cocinas, y verificar con qué, cómo y por dónde, se expulsa el humo, algo que hay que inspeccionar en horas de actividad
□ COMPRESORES DE AIRE ACONDICIONADO EMPOTRADOS EN FACHADA
Por el humo se sabe dónde está el fuego y por el olor a cocina que se percibe al pasar junto a los restaurantes(mucho más en las viviendas situadas en la primera plante de los edificios) se adivina que muchas instalaciones de aire acondicionado se utilizanpara expulsión de aire viciado del salón comedor y también del humo generado en la cocina; olor a fritanga tan desagradable como reconocible.
Inicialmente cada local tenía una rejilla para salida de aire viciado procedente del acondicionador de aire. Los compresores se instalaron entre su falso techo y el suelo de las viviendas en primera planta. Con el paso de los años, ansiando una ventilación tan necesaria como difícil de conseguir, y con el Ayuntamiento mirando siempre hacia otro lado, se ha llegado hasta el extremo de horadar la fachada por dónde y cómo cada restaurante ha querido, pasando de lo ético y muchísimo más de lo estético, hasta conseguir la imagen tercermundista que ahora exhiben, siendo el REPORTAJE adjunto solo una muestra. Cada uno a lo suyo, como si no hubiesen viviendas sobre los restaurantes.
En determinados casos las rejillas instaladas se han disimulado con una carcasa metálica, a modo de cajón, para “mejorar” la vista exteriormente, en un intento de que las emisiones de humo y olores no transciendan directamente a las viviendas de la primera planta.
□ CONTROLES E INSPECCIONES
Quedan meses de obras en el Paseo Río Nalón. Ahora es el momento de que el Ayuntamiento inspeccione, uno por uno, los restaurantes. Exteriormente, hay que aspirar a una imagen que no dañe a la vista, conseguir armonía en las fachadas de los edificios, suprimir las pantallas metálicas que camuflan instalaciones inadecuadas, regular cartelería y antenas que proliferan a su libre albedrío, etc. Es decir, conseguir una imagen que se parezca lo más posible a la del año 2005, cuando se inició el expolio que nos ha llevado a la situación actual.
Ahora también es el momento, de entrar en las cocinas de decenas de restaurantes que han convertido el mejor espacio, amable y utilizable por los peatones, en un recinto incontrolado de ocio hostelero, estableciendo para lo sucesivo un calendario de visitas de inspección, evitando la política actual de hechos consumados, después de dejar hacer lo que no se debe. Hay que inspeccionar lo que no está a la vista: el lado oscuro de Río Nalón.
Y a partir de la finalización de las obras, cumplir con la obligación de atender a los residentes, en el supuesto caso de que presenten denuncias por posibles irregularidades detectadas. Los vecinos deben ser los mejores colaboradores del Ayuntamiento y éste atender las sugerencias que le trasladen.
De ese modo desaparecerá el temor de que, una vez terminadas las obras, vuelvan a las andadas quienes solo aspiran a ocupar la calle, y han conseguido con el paso de los años cambiar el uso de este espacio público, que nunca fue concebido como recinto de ocio industrial hostelero.