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Expertos aseguran que para empezar el curso descansados, los estudiantes deben recargarse física y emocionalmente
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La mayoría de las comunidades autónomas empiezan el curso escolar entre el 9 y 11 de septiembre
PorMARINA PECO RTVE
La vuelta a la rutina es un «proceso de adaptación» que va más allá de «simplemente retomar actividades habituales», explica a RTVE.es el psicólogo infantil y director del Máster Universitario de Psicología Infantil y Juvenil de la Universidad Europea de Madrid, Giuseppe Iandolo. Psicológicamente, puede resultar un reto, ya que se deja atrás un «periodo de menor estructura, descanso y diversión» y nos enfrentamos a una transición que puede ocasionarnos ansiedad. «Los cambios en las rutinas a menudo generan más ansiedad anticipatoria que dificultades reales una vez que se están viviendo», afirma el psicólogo.
Dos tipos de estrés: el bueno y el malo
Giuseppe Iandolo expresa también que la vuelta al cole puede ocasionar «diferentes tipos de estrés psicológico» y que no todos son negativos. Por un lado, el eustrés es un estrés positivo que nos «mantiene activos, nos motiva a enfrentar desafíos, nos impulsa a aprender y nos ayuda a socializar y a evolucionar». Muchos estudiantes, al afrontar «nuevas oportunidades, retos y reencuentros» pueden experimentar este tipo de estrés que les ayudará a adaptarse y desarrollarse saludablemente.
Por otra parte, el distrés ―señala el experto― ocurre cuando «las demandas del entorno superan lo que una persona puede manejar». Por lo que este estado puede provocar sentimientos de «ansiedad, irritabilidad e incluso rechazo hacia la rutina escolar».
“La clave es encontrar un equilibrio entre las exigencias académicas y las actividades que les proporcionan bienestar“
«Es más común en niños con dificultades en el neurodesarrollo, aquellos con menor resiliencia, o que no cuentan con un apoyo adecuado en su entorno escolar, familiar y social», asegura el profesional. Además, advierte que, en estos casos, el estrés puede dificultar «su adaptación al entorno».
Sin embargo, reconoce que «es normal» que los niños y niñas sientan «cierto grado de estrés» al volver al colegio. Por ello, recomienda que lleguen a estas alturas de septiembre bien descansados y que durante las vacaciones «se recarguen tanto física como emocionalmente». Los días de verano les permite «desconectar de las exigencias escolares» y disfrutar «de actividades que les apasionan».
A su vez, subraya que desde el entorno familiar se les tiene que ayudar a «manejar la transición» recordándoles que el descanso y el disfrute son un parte importante de la vida y que la clave es encontrar un equilibrio entre las «exigencias académicas y las actividades que les proporcionan bienestar». Recalca también que los estudiantes tienen que entender que «los desafíos y cambios» forman parte de la vida y que ellos nos ayudan a adaptarnos, una habilidad fundamental para «la vida adulta».
Consejos para hacer más leve la vuelta al cole
Para afrontar la vuelta al colegio, Giuseppe Iandolo recomienda mantener ritmos regulares, es decir, establecer un «horario de sueño y hábitos» que perdure durante todo el año, incluso en periodos vacacionales. Esta programación comenta el experto, ayuda a que la transición sea más suave.
Si durante el verano hemos perdido nuestra rutina, la mejor manera de volver a regularizar el sueño, apunta el psicólogo, es tratar de cambiar nuestros hábitos para practicar una «higiene del sueño». Tenemos que intentar realizar una «retirada progresiva de los estímulos ambientales» emparejado con la temperatura corporal, el ciclo de luz y la cena.
A su vez, explica que esta higiene del sueño va acompañada de una rutina diaria que consiste en hacer ejercicio, mantener horarios fijos para comer, procurar no remolonear en la cama y dos horas antes de acostarnos, reducir los estímulos externos, como dispositivos electrónicos o comidas copiosas.
En segundo lugar, cree esencial crear espacios de desconexión. Iandolo explica que estos momentos de relajación pueden ser «breves pausas diarias y pausas más largas como los fines de semana» haciendo actividades que los más pequeños disfruten. También es partidario de fomentar la autonomía, ya que «involucrar a los niños en la planificación de su tiempo les ayuda a sentirse más seguros y preparados para las demandas escolares».
Otra pauta, es el apoyo social. Para el profesional, que los estudiantes tengan el apoyo de la familia, amigos y compañeros «es vital», además de crear un diálogo abierto en casa para que se sientan escuchados. Siguiendo esta línea, desde el entorno familiar es importante «enfocar el retorno al colegio» ―expresa el experto― como una oportunidad para el aprendizaje y la socialización, lo que reducirá «el estrés y la presión académica».
Los profesores también sufren estrés posvacacional
Los profesores también dicen adiós a sus vacaciones y se emprenden de nuevo en el viaje de la enseñanza. A los maestros, dependiendo de su experiencia, les afecta de una forma u otra, según expone a RTVE.es el director de la Asociación Aragonesa de Psicopedagogía, Juan Antonio Planas.
“Yo, cuando volvía, la verdad es que no tenía la sensación del estrés posvacacional, me fastidiaba tener que volver a madrugar, pero me gustaba mi trabajo y volvía incluso con ilusión“
Por un lado, hay un grupo de profesionales que están «muy ilusionados con la vuelta al colegio», ya que sienten total vocación por él y disfrutan de su día a día. «Yo, cuando volvía, la verdad es que no tenía la sensación del estrés posvacacional, me fastidiaba tener que volver a madrugar, pero me gustaba mi trabajo y volvía incluso con ilusión», reconoce este psicopedagogo y ex profesor. Coincide con él, Alfredo Martí, profesor de Educación Infantil y Primaria, dado que como le gusta su trabajo no le supone «un gran esfuerzo» volver. Aunque admite que el cambio de estar de vacaciones a trabajar puede generar un poco de estrés.
En cambio, para los maestros que durante el curso han tenido problemas con su alumnado, la vuelta a la rutina puede hacerse cuesta arriba. «Yo he notado que cada año la situación educativa del profesorado es más complicada», asegura Planas. Este profesional se ha fijado que la sociedad «es más exigente» y, sobre todo, «a raíz de la pandemia han aumentado muchísimo los problemas de ansiedad y estrés en los niños». Por lo que, para él, esta situación hace que los profesores se enfrenten a «problemas más complejos» para los que «no están preparados».
También este psicopedagogo recalca el gran número de interinos que hay en el ámbito de la educación. Por ejemplo, en la comunidad aragonesa el 40% del profesorado es interino. Esta situación, declara Planas, no es la ideal, ya que «esta rotación impide que el profesorado, el alumnado y las familias tengan la necesaria estabilidad».
“Esta rotación impide que el profesorado, el alumnado y las familias tengan la necesaria estabilidad“
Además, enfatiza que esta incertidumbre de no saber dónde se va a trabajar, por cuanto tiempo y necesidad de adaptación constate, genera «muchas tensiones».
Estos cambios periódicos los vive cada año Carlos López, profesor interino de Educación Primaria. Para él, el inicio de curso es «especialmente diferente porque cambio de colegio» lo que le supone «conocer a un nuevo equipo docente, a un nuevo alumnado» y tener «una nueva clase a la que te vas a tener que organizar y programar todo durante estas primeras semanas». Sin embargo, Carlos lo ve como una oportunidad de la que «también puedes aprender bastante«.
Recomendaciones para prepararse las clases
Uno de los consejos que da el director de la Asociación Aragonesa de Psicopedagogía es no hacer «rupturas drásticas». Él no es partidario de estar hasta el 31 de agosto en modo vacaciones y el 1 de septiembre volver a tope a la rutina. El truco para conseguir un «aterrizaje progresivo» está en combinar: los días previos a la vuelta, indica, se puede dedicar un «tiempo a las tareas escolares» y otro poco al ocio que cada uno quiera disfrutar.
Carlos sigue este mismo método. Él intenta marcarse un horario predeterminado para aprovechar el máximo tiempo posible las horas en el colegio, sobre todo la primera semana, para después evitar pensar en el trabajo y tener tiempo de descanso. «Yo creo que este es a veces el problema en nuestro trabajo», puesto que «por las tardes te puedes machacar la cabeza pensando cómo hacer un proyecto, cómo hacer una clase o resolver un conflicto entre alumnos».
Alfredo también prefiere tomarse la primera y segunda semana para «conocer a los chicos, hablar con ellos y poner puntos en común con la familia y el profesorado». De esta forma, el comienzo del curso es más llevadero y se dan tiempo para conocerse mejor profesores y estudiantes.