María Ángeles Bonmatí, investigadora postdoctoral en el Instituto Carlos Carlos III y autora del libro ‘Que nada te quite el sueño’ asegura que el insomnio prolongado puede desencadenar deterioro cognitivo
Dormir cómodamente durante una ola de calor puede ser complicado. El calor no sólo dificulta el sueño, sino que también afecta a la calidad del mismo.
La temperatura de la habitación y la de tu cuerpo tienen un impacto significativo en tu sueño, así que vale la pena esforzarse por conseguir estas dos cosas. Durante el sueño, se atraviesan varias etapas. La primera etapa es cuando se pasa de la conciencia al sueño ligero. A continuación, en las siguientes etapas, la temperatura corporal del cuerpo debe descender unos dos o tres grados antes de poder alcanzar el estado de sueño profundo.
Sin embargo, si la temperatura central es demasiado alta, al cerebro le resulta difícil saber si está despierto o dormido, lo que puede afectar directamente a la calidad del sueño.
La temperatura de la habitación también puede afectar a la temperatura corporal. En general, en torno a los 18 grados centígrados es la temperatura ideal para dormir. Una temperatura más baja también favorece un sueño más reparador, ya que garantiza que el cuerpo no se caliente demasiado pronto al amanecer y la transición a despertarse sea más reparadora.