San Clemente, la fiesta que cambió la peregrinación a los grandes almacenes por la subida al Castillo en Lorca

Pepe Izma pregonaba las fiestas de San Clemente significándolas como un ejemplo de convivencia «que debería extenderse al mundo entero»

LA OPINIÓN

La ciudad de Lorca iniciaba su viaje en el tiempo hacia la Edad Media en la tarde de ayer. Primero el Infante Alfonso de Castilla llegaba a las Alamedas, donde era recibido con todos los honores y recibía las llaves de la ciudad. Tras su desfile triunfal por las calles de Lorca acompañado por diversos componentes de la Federación de San Clemente que lucían ricos atuendos, el infante entraba en el Teatro Guerra para escuchar el pregón de las fiestas patronales.

José Antonio Ruiz Martínez, más conocido como ‘Pepe Izma‘, era el encargado de anunciar a todos los presentes, y a la Ciudad del Sol en general, el comienzo de las fiestas en honor de San Clemente. El investigador y pintor, muy ligado a la Federación desde sus inicios, cogía así el testigo del pregonero del año pasado, el presidente regional Fernando López Miras. Izma realizaba primero un recorrido por la historia de esta institución a la que ha visto nacer y crecer. De hecho, Izma fue asesor artístico de la Federación entre los años 1986 y 1995, además de pertenecer a la cabila ‘Muladíes de Lurka’.

El Infante Alfonso recibe la llave de la ciudad de Lorca de manos del caudillo almohade Muhammad Ben Aslí ben Alíen señal de la rendición de la misma.

El Infante Alfonso recibe la llave de la ciudad de Lorca de manos del caudillo almohade Muhammad Ben Aslí ben Alíen señal de la rendición de la misma. DANIEL NAVARRO

El pintor e investigador reseñaba su orgullo por haber tenido el privilegio de «haber sido testigo directo y colaborador en el resurgimiento de una nueva forma de ritualización de costumbres y tradiciones en torno al patrón de Lorca, San Clemente», siendo además uno de los protagonistas de ese resurgimiento como autor, entre otras cosas, del primer cartel anunciador de las fiestas en honor al Patrón de Lorca.

De aquellos primeros años recordaba con especial cariño la figura de José Antonio Gallego, quien fuera alcalde de Lorca en el momento del nacimiento de los moros y cristianos. De hecho, hacía referencia al pregón que Gallego pronunciara en 1989, donde afirmaba que «el 23 de noviembre se ha recuperado para la fiesta local, en torno al castillo y a la calle, y el día de San Clemente, vuelve a ser romería hacía la historia de Lorca y no peregrinación hacia los grandes almacenes«.

Izma se mostraba de acuerdo con el actual presidente de la Federación, Luis Torres del Alcázar, en que «noviembre es San Clemente en Lorca«, significando que estos «días otoñales que, huelen a castañas asadas, a níspolas y olorosos membrillos, son el mejor marco para recordar la historia del paso de la Lorca árabe a la Lorca cristiana». Además, como no podía ser de otra manera, el pregonero realizaba un repaso por los orígenes y la historia de las festividades en honor a San Clemente, recordando que durante siglos los lorquinos y las lorquinas subían a la ermita del castillo para rendir homenaje al Santo, «hasta que el paso del tiempo hizo mella en la vieja iglesia del castillo, cuya fabrica estaba en mal estado, en 1849, lo que obligó a bajar la imagen del santo a la iglesia colegial, y celebrar en ella, la procesión general».

Este avatar del destino acercaba la fiesta a la ciudad, donde en 1944 ejércitos cristianos y moros escenificaban en Lorca diversos pasajes de la historia con motivo de las fiestas organizadas para conmemorar el séptimo centenario de la reconquista de Lorca. Según el pregonero, este episodio fue el «mayor referente» en la forma de festejar oficialmente a San Clemente a partir de entonces, instaurándose la subida de la Patrona desde el convento a san Patricio, el Triduo en su honor, la misa solemne con asistencia de la corporación municipal, la romería con la Virgen de las Huertas al castillo y su regreso a su santuario a media tarde, como actos principales en honor a San Clemente hasta mediados de los años 70, cuando la Virgen de las Huertas dejó de subir al Castillo.

«Fue en el año 1986, cuando se inició una nueva etapa en la forma de celebrar estas fiestas, en honor del patrón de Lorca, cuyo origen, como se sabe, parte de un 23 de noviembre del año 1985, con motivo de la recuperación del antiguo pendón de la ciudad y la adopción de la bandera de Lorca, cuando vinieron a desfilar representaciones festeras de moros y cristianos de Caravaca y de Abanilla«, rememoraba Izma, que instaba a los lorquinos a seguir trabajando por «conservar viva nuestra historia, con sus leyendas épicas, sus narraciones legendarias y las tradiciones y costumbres que nos han precedido, tanto las de carácter material, como inmaterial».

Haciendo eso mismo, un ejercicio por conservar viva la historia de las fiestas de San Clemente, el pregonero recordaba algunos de los momentos más emotivos de los primeros años de fiestas. «El primer año, cuando todos los grupos en armonía festiva se asentaron en la explanada del castillo, dispuestos a pasar la noche al calor y la mágica luz de alguna hoguera, a la mañana siguiente, cuando se tenía previsto conmemorar la hipotética refriega que la leyenda atribuye a la conquista del amurallado castillo, la fatwa mora tuvo que rendirse a un solo cristiano que quedó presente para ello, ya que los demás se habían marchado por la noche«, narraba Izma, provocando risas entre el público asistente.

El Teatro Guerra acogía el Pregón de San Clemente.

El Teatro Guerra acogía el Pregón de San Clemente. DANIEL NAVARRO

Como testigo privilegiado de esta fiesta de Interés Turístico Regional, el pregonero viajaba a través de los años, recordando las palabras publicadas en un diario regional, que afirmaban que «las fiestas de Moros y Cristianos, al cuajar como se espera, pueden volver la mirada de los lorquinos hacia su fortaleza». «¡Y así ha sido!», reivindicaba el pintor e investigador, que finalmente realizaba un repaso por los diversos actos y actividades que a lo largo de todo el mes harán viajar a la ciudad de Lorca atrás en el tiempo hasta la época medieval en gran parte gracias a los monumentos y edificios históricos de una ciudad que se presta como un escenario «único y singular a esta manifestación artesana, cultural y festiva».

Como no podía ser de otra manera, el desfile que este año tendrá lugar el 18 de noviembre tenía un papel destacado en el discurso. «Por las calles de Lorca, convertidas en un gran escenario, se representan los hechos acaecidos desde el 713, con el pacto de Tudmir, pasando por la conquista o capitulación de la ciudad en 1244 por el príncipe Alfonso, hasta el año 1488, cuando el rey Fernando el Católico, juró los Fueros de Lorca, al tiempo de la entrada a nuestra ciudad, camino de Vera», reseñaba Izma, que hacía un llamamiento a los festeros: «prepararos con vuestros mejores atavíos, y todos juntos subid al castillo, santificar la fiesta de san Clemente, y desfilar cada uno con la representación histórica que habéis adoptado, con el fin de que, los lorquinos, recuerden nuestra historia y celebren a su Patrón».

Por último, el pregonero hacía un llamamiento a «la tolerancia, la convivencia y la paz entre culturas y creencias«, a la imagen y semejanza de unos festejos que vuelven a traer a la vida la convivencia que durante siglos mantuvieron en Lorca musulmanes, judíos y cristianos, tras lo cual despidió su pregón con gritos de «¡Viva San Clemente!«, y «¡Viva Lorca!«.