La expresión “eso son cuentos chinos” lleva siglos utilizándose. Pero… ¿de dónde proviene? Hoy vamos a intentar descifrar los orígenes de un enunciado tan recurrente en español.
Algunas fuentes apuntan a orígenes cubanos. A principios del siglo XIX los españoles llevaban esclavos africanos a Cuba para tener mano de obra barata. En un congreso internacional que tuvo lugar en Viena, España e Inglaterra manifestaron finalizar con el comercio de esclavos en 1820.
Para seguir teniendo mano de obra barata en Cuba, los españoles se fueron a China y prometieron casa, ropa, trabajo y comida a los que los siguieran hasta la isla caribeña. El trabajo que prometían era duro pero… ,según los contratantes, bien remunerado. Muchos chinos aceptaron las condiciones firmando un contrato que estaba en español. Tal contrato, como ya podéis adivinar, tenía unas condiciones muy distintas a las que se imaginaban los ilusos viajeros chinos. Efectivamente, tenían casa, comida y ropa, pero todo se les descontaba de su sueldo, por lo que terminaban realmente endeudados antes de comenzar a trabajar, lo que, con los intereses, hacía que tuvieran que trabajar durante décadas para pagar su deuda. Del infortunio de estos pobres trabajadores sale la expresión “cuentos chinos”.
Otras fuentes afirman que el origen de esta frase hecha está en los viajes de Marco Polo, que al volver a Italia desde China contaba historia de animales mitológicos y fábulas increíbles. Por tanto, cuando se hablaba de un embuste, de algo exagerado o de una mentira disfrazada, se comenzó a hablar de “cuentos chinos”.