Tres décadas que han cambiado nuestro mundo para siempre

Al caer el Muro, la ‘paz soviética’ que había disputado el control mundial a Occidente se diluye y Estados Unidos se ve obligado a buscar nuevas estrategias para justificar su hegemonía

La apertura y demolición de la cárcel a cielo abierto que representó el Muro de Berlín entre 1961 y 1989 provocó, en apenas dos años, el final de un país (la República Democrática Alemana, RDA), de un imperio (el exterior soviético) y de una era o sistema internacional (el bipolar de la Guerra Fría). Entre la confusión, la sorpresa, la euforia y la incredulidad.

Tras la derrota de la Alemania nazi en la Segunda Guerra Mundial, las potencias aliadas ocupan militarmente el país y lo dividen en cuatro zonas. El Este pasa a ser controlado por la Unión Soviética y el Oeste por Estados Unidos, Reino Unido y Francia. La capital alemana a su vez también se divide en cuatro sectores.

Esta segmentación da lugar a que en 1949 los territorios ocupados por los Aliados formen la República Federal Alemana (RFA) y la Unión Soviética, la República Democrática Alemana (RDA). Así la antigua nación y su capital quedan divididas en dos bloques: el occidental y el oriental.

Durante los años cincuenta, la ciudad de Berlín refleja el contexto de la Guerra Fría y la tensión se plasma en la ciudad con miles de ciudadanos huyendo del lado oriental al occidental.

Para paliar estas tensiones, de manera inesperada, en la madrugada del 12 al 13 de agosto las autoridades de la República Democrática Alemana cierran, en apenas tres horas, todos los pasos fronterizos de la ciudad. Soldados armados de Berlín Oriental colocan las primeras piedras del muro y extienden alambres de espino. Acción inicial tras la que se empieza a construir el primer muro de ladrillo y hormigón.

Se pretende aislar el territorio a toda costa. Se tapian los edificios adyacentes, se colocan minas antitanque y se excavan zanjas que rodean la línea divisoria del muro de Berlín. Una ciudad cuyos monumentos emblemáticos son separados. La Puerta de Brandenburgo, por ejemplo, queda en el lado oriental y el Reichstag en el occidental. Los puestos fronterizos se concentran en interior de Berlín e incluso la Estación Frierichstrasse se considera un puesto aduanero.

La construcción de la barrera arquitectónica no basta sin embargo para impedir las fugas y la frontera es reforzada con miles de guardias militares. Medidas extremas que desarrollan el ingenio de numerosos ciudadanos a la hora de escapar del cerco de Berlín Oriental.

Más de 5.000 personas logran huir durante los 28 años que se mantiene en pie el muro y casi la mitad, unas 2.300, lo consiguen en 1962.

Una hazaña en la que se juegan la vida de tal modo que muchos mueren en su propósito. La mayoría por disparos cuando intentan cruzar o ahogados en el río Spree a través del cual discurre la frontera. Afortunadamente el 9 de noviembre de 1989 este muro fue derribado y es un recuerdo de un mundo pasado.