La verdad
El presunto homicida de María Lourdes había facturado la maleta para el vuelo a Ecuador cuando fue arrestado ayer por la Guardia Civil en El Altet; ya había tratado de viajar el jueves. La víctima fue hallada en su cama, desnuda y con una rosa en el pecho, y los primeros datos apuntan a que fue estrangulada por su compañero, del que pretendía separarse
Una ausencia injustificada y prolongada. Esto fue lo que puso en alerta a sus compañeras del almacén donde trabajaba María Lourdes Mantilla, de 42 años y nacionalidad ecuatoriana. Llevaban dos días sin saber de ella y aquello les inquietó. No era normal que se ausentara de su puesto en el turno de tarde de la fábrica hortofrutícola Agromediterránea, ubicada en la pedanía pachequera de Dolores de Pacheco. «Trabajaba conmigo desde hace más de diez años y nunca faltó sin dar un motivo», explica Josefa, vecina y compañera de la mujer.
El vacío que dejó durante 48 horas esta «compañera trabajadora y divertida» llevó a sus amigas a alertar a la Policía Local y a la Guardia Civil, que la noche del pasado jueves acudieron, sobre las 23.20 horas, a su domicilio del 1º C del edificio Avilés, en la calle Plácido Domingo en Torre Pacheco.
Tras llamar varias veces a la puerta y no recibir respuesta, los agentes entraron por una de las ventanas y, allí, en el dormitorio, sobre la cama, medio desnuda y con la cara y el torso amoratados, encontraron el cuerpo sin vida de María Lourdes. Con el hallazgo del cadáver, los efectivos avisaron a una ambulancia y permitieron a su sobrino Denis acceder a la vivienda para que reconociera a su familiar.
«Cuando entré a la habitación vi el cuerpo de mi tía tapado de cintura para abajo con una manta. Tenía una rosa sobre el pecho desnudo y morado, al igual que el rostro. Parecía que la habían asfixiado, pero aún así le pregunté al agente si respiraba. Me dijo que no y rompí a llorar», relata el familiar entre sollozos. Esa rosa que apareció sobre el cuerpo de la víctima podría interpretarse como una especie de signo de arrepentimiento o disculpa, según expertos.
Diez años tormentosos
Durante toda la madrugada, los especialistas de la Guardia Civil estuvieron recabando pruebas en la casa. Mientras, abajo, en el portal del inmueble, unos 200 compatriotas de la mujer esperaban para recibir más información de lo ocurrido. Durante esas horas todas las sospechas y rumores de la presunta autoría se dirigieron hacia su pareja, Marco V., de 39 años, de nacionalidad ecuatoriana y con el que mantenía una relación desde hacía más de diez años.
Nadie sabía dónde estaba. Una de las últimas personas que lo vio fue Alexandra, dueña de un bar que Marco solía frecuentar, situado en la calle San Cayetano. «Regresaba de Cartagena con mi madre y lo vimos conduciendo una furgoneta blanca, saliendo del pueblo sobre las 20.30 horas del jueves». Pero ese día por la mañana, Marco V. ya quiso poner tierra de por medio. Pretendía salir a toda prisa de España y huir a su país. Para ello, convenció a su amigo Vicente para que lo acercase en coche al aeropuerto de El Altet, en Alicante, desde donde pretendía viajar a la capital ecuatoriana.
«Le dijo que quería ir a ver a su padre porque se encontraba muy enfermo y le apenaba no llegar a tiempo de verlo vivo», recuerda Alexandra. Sin embargo, esta misma mujer indicó que el motivo que esgrimió para justificar su salida de España le extrañó, pues recordó que varios meses atrás le había dicho que su padre estaba muerto. «Se quedó en el local mientras cerrábamos. Iba bebido y estaba llorando. Le pregunté qué le pasaba y me dijo que la canción que estaba sonando le recordaba mucho a su padre ya fallecido».
Tras persuadir a su compañero para que le llevase a Alicante, a Marco solo le quedaba comprar su billete, y sobre las 10.30 horas entró en el locutorio Mi tierra, situado en la avenida Juan Carlos I. Allí le pidió a una empleada, Jessica, que le diera un billete del primer vuelo que saliera, «solo de ida, a Quito», a ser posible para ese mismo jueves. «Le contesté que para ese día era imposible. Que el primer avión salía el viernes a las 9.30 horas y, aunque torció el gesto, finalmente lo compró».
La trabajadora asegura que en el tiempo que estuvo realizando la consulta de los vuelos en su ordenador, él se mostró muy nervioso. «Salía a la calle, entraba al local constantemente y me preguntaba cuánto me quedaba. Sudaba mucho».
Un sudor parecido, pero frío, fue el que sintió ella misma cuando, ayer, se despertó a las ocho de la mañana y recibió un mensaje en su móvil con la información del posible homicidio de una mujer ecuatoriana en Torre Pacheco. «Una amiga me envió por WhatsApp un mensaje con el enlace de la noticia -era la publicada por ‘La Verdad’-. Le pregunté quién había muerto y me mandó una foto de una red social en la que aparecían los dos juntos. Cuando lo vi, me desesperé, me agobié. Era consciente de que lo estaban buscando y sabía que iba a coger un avión en apenas una hora. Inmediatamente llamé a la Policía y les dije que el sospechoso iba a embarcar a las 9.30 horas en un avión del aeropuerto de El Altet, rumbo a Ecuador. Yo misma se lo había gestionado y por eso me puse a llorar», rememora la empleada del locutorio. Gracias a ese aviso, los agentes de la Guardia Civil lograron arrestarlo en la zona de embarque a las 9.20 horas. No logró escapar por apenas diez minutos.
Conmoción en Torre Pacheco
María Lourdes había llegado a Torre Pacheco hacía unos diez años, casi los mismos que llevaba como pareja con Marco V., el presunto autor del crimen machista. Tras todo este tiempo se había integrado en la vida local, «sobre todo en la celebración de las fiestas de la Virgen del Rosario, de las que disfrutaba como una pachequera más», expresa Nelly, camarera de la cafetería La Esencia, cercana a la vivienda de la pareja.
La mujer vino desde Ecuador como tantos compatriotas para labrarse un futuro mejor y enviar dinero a su país natal para su familia, especialmente para su hijo, de 20 años, que estudiaba una carrera en la Universidad y que apenas hacía dos meses falleció atropellado. Fue entonces cuando María viajó hasta su país de origen para acudir a su entierro. Regresó hace dos semanas con la decisión de dejar la relación con Marco ya que, según sus allegados, «bebía mucho y se ponía muy agresivo».
La principal hipótesis de la investigación es que María Lourdes fue presuntamente estrangulada a manos de su pareja y que se trataría de un caso evidente de violencia de género. La mujer había denunciado a su novio por malos tratos en 2009, aunque las medidas de protección que se tomaron concluyeron al año siguiente. Según la Consejería de Familia, la mujer no había requerido ayuda a los recursos asistenciales para las víctimas de malos tratos.
De confirmarse, sería la primera víctima por violencia machista en la Región este año y se incorporaría a la infame lista de 18 mujeres asesinadas en toda España en lo que va de 2019. Una de las últimas discusiones que sus amigos presenciaron se produjo el pasado martes en cafetería La Esencia, donde estuvieron viendo el partido de Champions League que enfrentó al Liverpool contra el Barcelona. Nelly explica que durante el partido no vio «nada raro». Pero después del encuentro comenzaron a discutir, «como solía pasar», asegura Alexandra.
Fuentes de la investigación indicaron que la puesta a disposición judicial del arrestado y de las diligencias está prevista en torno a las nueve de la mañana de hoy en los juzgados de Elche. Una vez que el juez de guardia disponga de los datos de las diligencias y decida sobre la suerte del detenido podría inhibirse en favor del juzgado de San Javier, de cuyo partido depende el municipio de Torre Pacheco.