Pesadilla sin límite en Los Alcázares

 

Desbordamiento de la rambla en Los Alcázares

VÍCTOR RODRÍGUEZ / La Verdad

Hartazgo, desesperación, impotencia, desazón, miedo, resignación. Cualquiera de estas palabras sirven para describir el calvario que los vecinos de Los Alcázares reviven cada vez que el cielo se derrumba sobre la comarca del Mar Menor en forma de lluvias torrenciales. La borrasca ‘Gloria’, que ha hecho estragos en media Región con sus zarpazos de nieve y viento, se ha vuelto a cebar con ellos. Tres graves inundaciones en solo cuatro meses llevan sufridas los residentes de la localidad, sin que hasta ahora ninguna administración haya cumplido con su obligación de actuar con celeridad para evitar las riadas que arrasan las calles, anegan viviendas y comercios y, para colmo, irrumpen de nuevo cargadas de nitratos y suciedad en las aguas de la laguna salada agravando más si cabe su estado crítico. «Otra vez nos comemos el marrón», se lamentaban ayer los vecinos que resultaron más afectados, mientras el alcalde ponía, por enésima ocasión ya, el grito en el cielo arremetiendo contra la Confederación Hidrográfica del Segura (CHS) y el Gobierno regional para que “dejen sus disputas y aporten soluciones”. Menos pelearse por el ‘pin parental’ y más trabajar conjuntamente contra las reiteradas inundaciones, debió pensar más de uno de los eternos damnificados cuando este martes al amanecer se hicieron realidad los peores pronósticos.