«Me violaron por turnos, me pegaron y me orinaron encima»

«Me quedé bloqueado, solo me decían que me iban a matar», relata el hombre que sufrió una agresión sexual en Cabezo de Torres: la jueza ha mandado a prisión a los dos presuntos atacantes

La Opinión

Los jóvenes O. B. y M. B., detenidos por violar a un hombre en una casa okupa de Cabezo de Torres, están ya en prisión provisional, donde los mandó ayer la titular del Juzgado de Instrucción N.º 5 de Murcia, en funciones de guardia, indican fuentes judiciales. En su declaración, los dos sujetos negaron la agresión sexual y llegaron a decir que su víctima, un hombre de 41 años de edad natural de Alicante, fue quien les instó a tener relaciones sexuales.

La víctima explicó que había conocido a sus agresores en el comedor social Jesús Abandonado, y que ellos le invitaron a él a su vivienda, una casa okupaLa noche de los hechos, detalló, bebieron alcohol y fumaron porros y, según dijo, los acusados también tomaron pastillas.

Fue cuando le agredieron: le pegaron con dos palos, uno de hierro y otro de plástico, destacó, e intentaron introducirle vía anal uno de ellos. No lo consiguieron, pero sí lograron penetrarle con el pene, apunta la víctima que precisó que le violaron por turnos. Uno de los atacantes le introdujo el pene en la boca mientras el otro le golpeaba, manifestó. Al terminar, le orinaron encima.

«Me quedé bloqueado», recuerda el alicantino, a quien los agresores, denunció, quitaron el dinero que llevaba encima: según él, 700 euros, con los que pensaba pagar un alquiler. Lo había ganado en diciembre, porque había estado trabajando en una heladería, comentó. «Lo único que me decía es que me iba a matar», rememora, en especial de uno de sus atacantes, M. B.

Cuando pudo zafarse de sus agresores, continuó el hombre, salió corriendo a la calle desnudo y pidió ayuda. Fueron miembros de la Policía Local los que atendieron al varón y le llevaron al cuartel a poner la denuncia. Asimismo, luego los agentes fueron con él a la casa okupa que había sido escenario de la agresión, donde pudo recoger su ropa. Los agresores ya se habían esfumado.

Eran agentes de la Benemérita los que localizaban a los sospechosos días después del ataque: el viernes por la noche, en el mismo Cabezo de Torres, tras recibir un aviso de que se estaba produciendo un altercado en la calle, con gente borracha. Al llegar, resulta que dos de los sujetos eran los jóvenes, de origen magrebí ambos, a los que estaban buscando por la violación al alicantino.

Tal y como indicaron fuentes judiciales, los dos sujetos están investigados por agresión sexual, robo con violencia, intimidación y lesiones. Se trata de dos personas sin domicilio conocido en la Región, lo cual ha influido a la hora de meterles en la cárcel: el riesgo de fuga, en estos casos, es alto, explican las mismas fuentes.

«Tenía calor y se quitó la ropa»

El acusado O. B., de 26 años de edad, comentó en su declaración, asistido por un intérprete, que conocieron a la víctima en el comedor social y que fue él quien les dijo si podía ir a la casa de ellos, a lo que le contestaron que no era una vivienda en sí, sino una chabola. Apunta que estuvieron consumiendo droga y alcohol y que el alicantino «empezó a tener calor y se quitó la ropa».

Insiste el sospechoso en que fue el hombre quien les pidió tener relaciones sexuales, a lo que tanto él como el otro procesado le respondieron que no. Y le instaron a que se fuese de la chabola. Entonces el hombre, siempre según la palabra del acusado, les dijo «que conocía las leyes y les iba a meter en la cárcel».

O. B. también niega el robo y alega que, si él tuviese 700 euros, no iría a comer a Jesús Abandonado ni viviría en una casa así.

Preguntado por si tuvo algo que ver con el robo con violencia del 1 de enero, O. B. dijo que no. En cuanto a su participación en un robo con fuerza en la calle Simón García de Cabezo de Torres del jueves pasado, niega tener algo que ver y apunta que, si en la chabola se encontraron objetos susceptibles de haber sido sustraídos, es porque ahí entraba y salía mucha gente, ya que no había candado ni nada parecido.