Estudiantes Erasmus timados y sin casa: «Hemos perdido 1.700 euros. El piso que alquilamos no existe»

Nuevas denuncias por problemas de alojamiento en Italia. Las agencias y portales especializados reconocen que el fin de la pandemia ha agravado los problemas de viviendas de alquiler en muchas ciudades europeas

CADENA SER   Madrid

Luis, 20 años, estudiante de Historia, tardó varias semanas en encontrar una habitación en Pisa, la ciudad italiana en la que está de Erasmus, pero cuando llegó: «La casa no se correspondía para nada con las fotos. No era lo que yo me esperaba ni lo que me había prometido. Además, el ambiente no era de estudiantes. Mis compañeros de piso eran bastante mayores que yo y no eran estudiantes».

Ahora duerme en un sofá cama en el apartamento provisional que comparte con otros Erasmus españoles, a 70 euros la noche, mientras busca alojamiento en una ciudad sin apenas oferta y en la que hay que caseros que no alquilan a estudiantes. «En algunas inmobiliarias ya no nos dejan ni entrar, no podemos pasar de la puerta», explica.

A Rubén le ha ido aún peor en Bolonia, donde también está de Erasmus: «Cogimos un piso en julio a través de un propietario y una mujer que se hizo pasar por intermediaria. Firmamos un contrato. Hicimos varios pagos. En total, los dos, hemos perdido 1700 euros. Nos bloquearon de llamadas y mensajes y , por tanto, ese piso era inexistente y a partir de ahí decidimos no mirar más alojamiento por internet y venir directamente». En esa búsqueda lleva dos semanas. En lo que define como una «pesadilla».

Falta de oferta

Los casos de Luis y Rubén no son aislados. Las empresas especializadas las relacionan con un problema concreto que también está detrás de los problemas de alojamiento en distintas ciudades europeas que estás sufriendo estudiantes españoles y les estamos contando en la SER: «Cada vez hay más demanda y vemos que la oferta actual no cumple con las expectativas», asegura Carlos Amigo Ferrer, portavoz del portal de alquileres HousingAnywhere, que alerta de otra de las consecuencias de esta poca oferta de viviendas de alquiler: «Un incremento de precios. Al final, todo esto hace que la oferta de alojamientos asequibles, que sean asumibles por la mayoría de estudiantes, sea cada vez más escasa. En el índice de alquileres de HousingAnywhere -el análisis del mercado que realizan periódicamente -vemos un incremento de hasta el 20% de los precios precisamente por este incremento de la demanda».

El final de la pandemia, que ha supuesto un aumento de la movilidad internacional, que más estudiantes salgan a estudiar fuera y que se recupere el turismo, ha agravado la situación, aunque hay países que ya estaban muy tensionados: «Algunos de los mercados donde vemos que existe un problema mayor es en los Países Bajos donde hay universidades como la de Ámsterdam que el verano pasado recomendaron a sus estudiantes no mudarse a la ciudad hasta no tener reservado un alojamiento en firme para evitar situaciones como las que veíamos en Ferrara, por ejemplo. La situación es preocupante también en Italia, especialmente en ciudades como Milán o Roma donde hemos visto incrementos de los precios respecto al año anterior de entorno al 35%». España no se libra de esta situación. De hecho, la ciudad de Valencia es la ciudad europea en la que, según los datos de este portal, más se han incrementado los alquileres, ya que han subido un 52%.

Precios más caros

Falta de oferta supone, como vemos, precios más caros y también mayor riesgo de estafas o las malas experiencias como las que han vivido Rubén y Luis:» La desesperación de estos estudiantes, que quieren mudarse y encontrar un alojamiento asequible lo antes posible, les lleva a veces a cometer este tipo de errores. Nosotros desaconsejamos totalmente que haya este tipo de comunicación o intercambio de dinero incluso antes de haberse desplazado o haber hecho una primera visita». Su recomendación es hacerlo a través de portales como el suyo o de ofertas que leguen directamente de la universidad y no fiarse de ofertas en redes sociales o de desconocidos.

Sobre posibles soluciones Carlos Amigo Ferrer apunta que, a corto plazo, «medidas que ya se están aplicando, por ejemplo en el mercado español, de poner tope de poner un límite en los precios pueden servir para paliar este problema por ahora, pero no es una forma de resolverlo a largo plazo. Para ello es necesario implementar medidas que incentiven que haya más oferta que facilite a las personas y empresas que dispongan de este tipo de alojamiento a alquilarlo a precios asequibles. El principal problema es la escasez de oferta y es ahí donde hay que actuar».

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