CIEZA/ La Comisión Municipal de Discapacidad rinde homenaje póstumo a la trabajadora social Ana Martínez

Que Ana Martínez (Cieza, 1959-2020) haya sido galardonada a título póstumo en los Premios a la Discapacidad de la Región de Murcia es motivo suficiente para que también se le haga un homenaje en su ciudad natal, por su trayectoria profesional como trabajadora social y por esa portentosa sensibilidad al servicio de la inclusión social. La Biblioteca Municipal Padre Salmerón era este viernes el escenario más adecuado para el tributo y allí se le dio por parte de las personas que la conservan en su memoria y de una ciudadanía que aún la tiene muy presente. Nadie como ella podía encarnar esa síntesis entre compromiso social y dedicación. Promovido por la Comisión Municipal de Discapacidad, el acto se convirtió en motivo de orgullo para sus familiares y amigos.

A su trabajo hay dos cosas que le definían: su profesionalidad y su indeleble determinación de dar el lugar que corresponde a las personas con discapacidad en cualquier tiempo y circunstancia. Además de la comprometida imagen de sí misma que cultivó con esmero y coherencia, a Martínez le definía además una profunda ternura que se colaba en muchos de sus momentos de su vida. Mujer afable y cálida, a lo largo de su vida mezcló sus dos grandes pasiones, el voluntariado y el compromiso social, y en ambas empezó a ejercer muy joven, ayudando en la Asociación de Discapacitados Físicos ‘Tocaos del Ala-Ángel Soler’. Su sensibilidad casaba mucho con su personalidad. Y es que fue un ejemplo en cuanto a sus relaciones con la gente y la discapacidad.

Efectivamente, siendo muy joven, comenzaba su trayectoria como voluntaria. Atenta a las preocupaciones de los demás, a ella le movía un desbordado interés por la inclusión. Así, no paró hasta conseguir dejar su profesión como docente y diplomarse como trabajadora social. La misma irrefrenable sensibilidad le llevó más tarde a entrar en la mencionada asociación ciezana donde destacó por su entrega, su clara visión y su firme compromiso. Durante su etapa profesional fue pionera en la puesta en marcha de un centro especial de empleo y un centro de día para personas con discapacidad física. Su extraordinaria labor iluminó el camino de su posterior colaboración de forma altruista con Famdif-Cocemfe para luchar por los derechos de este colectivo.

Es fácil imaginar la emoción que el homenaje causó entre los familiares. En su intervención el alcalde de Cieza, Pascual Lucas, puso a Ana Martínez como ejemplo de un comportamiento admirable, «dejando una huella imborrable en las personas con discapacidad por quienes tanto luchó, así como en sus compañeros por su gran profesionalidad, y entre la ciudadanía en general, que ha sabido reconocer su valiosa labor». Por parte de la familia, su hija Eva Navalón agradeció el homenaje de la Comisión Municipal de Discapacidad, así como las palabras de elogio del regidor ofrecidas en el acto donde también se entregó una metopa de recuerdo. «Era una persona que siempre te recibía con una sonrisa, cercana a cualquiera que se acercase a ella», recordó Navalón.

Esta muestra de gratitud y respeto de la Comisión Municipal de Discapacidad a la aportación de las personas que hacen de Cieza un lugar de inclusión contó con la presencia de la concejala de Bienestar Social, Melba Miñano, los representantes de este órgano consultivo, Pepe Piñera y Lola Reales, y el viudo de Ana Martínez, Conrado Navalón, junto a su segunda hija Alba, entre otros familiares. A muchos de sus compañeros y miembros de la Asociación de Discapacitados Físicos ‘Tocaos del Ala-Ángel Soler’ les hubiera gustado estar de no haber sido por las restricciones impuestas por la crisis sanitaria. «Quiero agradecer este merecido reconocimiento. Quiero¿ -calló un instante para contener la emoción-. Quiero recordar a mi madre».

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