Casi 20.000 murcianos se han excluido del envío de propaganda electoral

Hace 4 años no llegaban ni a 1.500 las personas acogidas a esta posibilidad y esa cifra se ha multiplicado por 13 – La «desafección política y el hartazgo» están detrás de este comportamiento, explican desde el Colegio de Ciencias Políticas y Sociología de la Región

LA OPINIÓN

Es difícil pensar que la propaganda electoral haya tenido muchos adeptos alguna vez. Y lo que sí se sabe es que cada vez son menos los que no la quieren ver ni en pintura en su buzón de correos. Solo en la Región de Murcia, 19.675 personas ya se han excluido oficialmente de recibir información directa de los partidos en su domicilio. Son 18.175 más que en las últimas elecciones autonómicas y municipales, cuando no alcanzaban ni los 1.500.

La posibilidad de salir de los listados que reciben las formaciones políticas está regulada desde finales de 2018, cuando entró en vigor la Ley Orgánica 3/2018, de Protección de Datos Personales y garantía de los derechos digitales. Pocos meses después ya eran más de un millar los murcianos que solicitaron la exclusión y cuatro años después ese número se ha multiplicado por 13.

En el conjunto del país ya son 895.257 personas, más de diez veces las que se contabilizaron en 2019 (87.556), conforme a los datos facilitados por el INE.

Desde el Colegio Oficial de Ciencias Políticas y Sociología (Mupolsoc) apuntan a que el gran aumento de personas que se han ‘dado de baja’ de la propaganda electoral se debe, para empezar, al conocimiento en sí de que esta opción existe. Para Andrés Ballesteros, de la Comisión de Análisis Electoral del Colegio, el «motivo troncal» que ha movido a tantos murcianos a tomar esta decisión es la «desafección política y el hartazgo» después de pasar por una legislatura como esta en la que la «polarización» ha sido la gran protagonista: «La gente está muy sobrecargada». Por otra parte, mucha gente que recibe estos mensajes ya sabe a quién va a votar; es lo que llaman «voto anclado». Por el contrario, otros tantos lo que tienen claro es que no ejercerán su derecho al voto. «Hasta un 10% del total del censo es abstencionista clásico y nunca vota», explica Ballesteros.

No obstante, también influyen otros temas que tienen que ver con el medio ambiente, ya que en la propaganda electoral por correo se desperdician cantidades ingentes de papel. De hecho, desde Mupolsoc apuntan a que la conciencia ecológica ha crecido especialmente en la Región de Murcia en los últimos años debido a los problemas de degradación del Mar Menor.

Otra razón que puede haber llevado a tantos murcianos a ‘desapuntarse’ es la protección de sus propios datos personales (razón por la cual se aprobó la ley en 2018).

Con todo, la cifra es minúscula en relación al censo electoral de toda la Comunidad, que es de 1.055.784 personas. Tan solo el 1,86% de murcianos han dicho ‘basta’ a este tipo de propaganda.

Cómo excluirse

Desde la web del INE se pone a disposición de los ciudadanos un formulario para quienes no quieran que sus buzones se llenen estos días de papeletas, folletos o pasquines de los partidos políticos. Para completarlo es obligatorio disponer de certificado electrónico, cl@ve PIN o cl@ve permanente.

Andrés Ballesteros.

Andrés Ballesteros. L.O.

El mantra detrás del buzoneo: «Si lo hace el resto, nosotros también»

Vale dinero, gasta papel, molesta a mucha gente y, lo más importante, no sirve prácticamente para nada. Entonces, ¿por qué los partidos siguen inundando los buzones de propaganda electoral con cada cita electoral? «Esto tiene que ver con un mantra: si lo hace el resto, nosotros también», explica Andrés Ballesteros, de Mupolsoc.

«Pasa lo mismo con los debates electorales —prosigue—. Está demostrado que no suelen convencer a los potenciales votantes; sin embargo, el partido que no acude queda señalado». Puestos a llevar a cabo este particular buzoneo electoral, las formaciones políticas no la hacen de cualquier manera y sus equipos de campaña estudian sus propias estrategias. No todo el mundo recibe las papeletas de todos los partidos. En este caso, la calle o el barrio en el que se vive marca la diferencia. «En los pueblos pequeños esto se ve muy bien porque los partidos tienen muy estudiado qué zonas apoyan a sus candidatos y en dónde es mejor ni aparecer», añade.