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Los relojes cambian para adaptarse al horario de invierno, con menos tiempo de luz solar
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El horario de invierno permanecerá hasta el 29 de marzo de 2026

Menos horas de sol. Amanece más tarde y anochece más temprano. Las tardes son más cortas y más oscuras, porque desde este fin de semana, los relojes cambian para adaptar nuestros horarios al invierno. Se trata de una modificación que a menudo es objeto de debate y que incluso se planteó eliminar, pero a día de hoy permanece inalterable. Los expertos dicen que afecta en nuestras rutinas y en nuestra calidad de sueño, pero todavía no existe el consenso para que no tengamos que cambiar los relojes dos veces al año.
¿Qué día y a qué hora se cambia el reloj?
El cambio de hora se producirá durante la madrugada de este sábado 25 de octubre al domingo 26. En esta ocasión se atrasan los relojes una hora: a las 03:00 serán las 02:00. Por tanto, este domingo tendrá una duración oficial de 25 horas y será el día más largo del año. En Canarias, el cambio se produce una hora antes: las 2:00 volverá a ser la 1:00.
Así lo indica la Orden ministerial que publicó el calendario de cambios de hora entre 2022 y 2026. Cada cinco años, el Gobierno publica las fechas en las que tienen lugar estas modificaciones, aunque por regla general se cambia la hora el último fin de semana de octubre, una normativa que tiene vigencia indefinida. El horario de invierno permanecerá hasta el 29 de marzo de 2026.
¿Dormimos una hora más o una hora menos?
Es la gran pregunta que nos planteamos de forma recurrente: ¿cuándo se duerme una hora menos y cuándo se duerme una hora más? O lo que es lo mismo, ¿cuándo se retrasa el reloj y cuándo se adelanta? En el cambio de otoño, el reloj se atrasa una hora: a las 03:00 horas serán las 02:00 horas. Por tanto, dormiremos una hora más. Hay que tener en cuenta que los cambios de horario suelen tener efectos en el sueño, por mucho que se produzcan en fin de semana.
Según el Instituto Geográfico Nacional, en la Comunidad de Madrid el sábado amanecerá a las 8:37; en cambio el domingo el sol saldrá una hora antes, a las 7:38 horas; mientras que el día 25 el sol se pone a las 19:20 y el domingo 26, oscurece a las 18:19. Esto es algo que varía según el punto geográfico: en Galicia, tras el cambio de horario, amanecerá a las 8:00 horas y en Baleares, el punto más oriental del territorio, el sol saldrá casi cincuenta minutos antes, a las 7:11.
¿Se eliminará próximamente el cambio de hora?
En 2018 se presentó una propuesta en la Unión Europea para suprimir el cambio de hora estacional. Sin embargo, todavía no se ha tomado una decisión definitiva. Aunque la Comisión Europea presentó el proyecto, se aplazó la decisión por falta de consenso y tampoco hay ningún plazo establecido para resolverlo. Por lo tanto, el sistema actual continuará vigente hasta que se produzca un acuerdo diferente. España ha planteado de nuevo esta cuestión en la Unión Europea. El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, quiere que el cambio de hora finalice en octubre de 2026.
La directiva que lo regula data de 2001, y según este texto, todos los Estados miembros cambian al horario de verano el último domingo de marzo y vuelven a su hora oficial (horario de invierno) el último domingo de octubre. Hay que tener en cuenta que no todos los países europeos tienen el mismo horario: diecisiete, entre ellos España, comparten la hora central europea; pero Irlanda y Portugal —al igual que Reino Unido, que ya no forma parte del club comunitario— tienen una hora menos; y otros ocho estados tienen una hora más: Bulgaria, Chipre, Estonia, Finlandia, Grecia, Letonia, Lituania y Rumanía.
¿Desde cuándo se cambia la hora?
En Europa, cambiar la hora en primavera y otoño es una costumbre que procede de la Primera Guerra Mundial. En España se implantó por primera vez en 1918, aunque se suprimió dos años después. Durante la Guerra Civil llegaron a existir dos cambios simultáneos, porque la zona franquista y la zona republicana tenían husos horarios diferentes. Desde 1940, España comparte horario con los principales países europeos: Alemania, Francia, Italia, etc.
A lo largo del siglo XX, se eliminó y se retomó el cambio de hora en numerosas ocasiones hasta que se implantó de forma definitiva en 1974. Desde los años ochenta, siempre se cambia la hora el último domingo de marzo. Sin embargo, el cambio de otoño se producía el último fin de semana de septiembre, hasta que en 1996 se retrasó a octubre.
Consejos para llevar mejor el cambio horario
La Sociedad Española de Sueño (SES) considera que en España lo más conveniente para la salud es que exista un horario sin cambios durante todo el año y que se mantenga de forma permanente el horario de invierno. Defienden que así se conseguiría una mayor exposición a la luz solar durante el horario laboral y escolar más frecuente. Aseguran que esta decisión ayudaría a reducir los trastornos del sueño y de la salud en los niños y en las personas de edad avanzada.
En cambio, si se mantuviese un horario de verano todo el año, en la parte occidental de la península amanecería en invierno alrededor de las 9:30 horas y en verano anochecería más allá de las 22:00 horas.
Para adaptarse mejor a este cambio de horario, los expertos sugieren algunas recomendaciones. Entre ellas, adaptar el sueño en los días previos al cambio de hora para que no impacte tanto: cuando se pasa al horario de verano, proponen irse a dormir unos 15-20 minutos antes. Según la Sociedad Española del Sueño, «cambiar la hora implica un período de adaptación» y por ello se hace en la madrugada del sábado al domino, pero «no es infrecuente que los primeros días» algunas personas sufran irritabilidad, falta de concentración, bajo rendimiento laboral e insomnio. También aconsejan modificar paulatinamente los horarios de comida.
Para dormir bien, es aconsejable exponerse a la luz solar, principalmente por la mañana y, sobre todo, evitar las bebidas que contengan cafeína, las bebidas azucaradas o las bebidas alcohólicas antes de irse a dormir. Son recomendaciones que se deben aplicar en cualquier momento del año, como evitar las pantallas en los horas previas al sueño o seguir rutinas estables. Practicar ejercicio de forma saludable y una dieta equilibrada también ayudan.
