ABARÁN/ Subiendo y bajando por los alrededores del Cabezo de la Cruz.

REPORTAJE FOTOGRÁFICO

MORENTE

 Abarán hay que conocerlo porque sí y porque no se puede mostrar a otros aquello que no se conoce ¿Porque sí? Pues claro que sí. En otros pueblos no tienen la suerte de contar con monte, huerta y río, todo a la vez.  Aquí sí. Es casi un deber conocer, no solo es casco urbano, sino cuanto lo rodea, que va cambiando de aspecto conforme que se suceden las estaciones del año. Ahora es primavera y, a medida que llega el verano, la floración de los frutales desaparece y torna en frutos que, cuando están maduros, son un recreo para la vista y puro almíbar para los fotógrafos “golosos”.

Tener la naturaleza a la puerta de tu casa y no sacarle partido, es como estar esperando a que llueva y recoger las macetas del patio para que no se mojen cuando empieza a chispear. Tener una oferta tan atractiva como nuestro paisaje y no ofrecerla a terceros, es perder la oportunidad de compartir con otros algo que siempre recordarán y podrán recomendar.

Las fotografías del reportaje las hice el veintiuno de marzo pasado, cuando el campo todavía soportaba meses de sequía. Hoy, después de haber llovido (por cierto, solo un poco) todo lo que usted ve está más bonito.  Las vistas de la ciudad y su entorno desde el Cabezo de la Cruz son espectaculares en cualquier época del año.

Compruebe personalmente la realidad de las imágenes. Abarán y sus “alrededores” le esperan, tanto si es de aquí, como si viene de fuera. Merece la pena.