Venezuela: el espaldarazo a Guaidó deja a Maduro en un limbo diplomático

El Mundo

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Nicolás Maduro ha dejado de ser el presidente de Venezuela para el Gobierno de España y para la mayor parte de Europa. A la espera de la cascada de acontecimientos que a lo largo de la semana se derivarán de esta decisión, Pedro Sánchez hizo ayer oficial el reconocimiento de Juan Guaidó como «presidente encargado» de Venezuela con el horizonte de convocar elecciones «libres, democráticas con garantías, y sin exclusiones en el menor plazo de tiempo posible«.

Maduro ya no es nadie para el Ejecutivo español, que culminó así el plazo de ocho días otorgado para que él mismo colocara las urnas. Su negativa, trufada además de insultos al presidente del Gobierno, al que tildó de «pelele de Trump», sitúa ahora a España del lado de Guaidó para que, a través del Grupo Internacional de Contacto, que engloba a países europeos e iberoamericanos, le ayude en la transición hacia esas anheladas elecciones presidenciales.

La declaración formal de Sánchez sitúa al Gabinete de Nicolás Maduro en un limbo diplomático. Pero el Ministerio de Asuntos Exteriores no dio ayer ningún paso, ni adoptó ninguna medida más, pendiente de cómo se desarrollen los acontecimientos en los próximos días. Las siguientes decisiones se conocerán «paso a paso», llegó a asegurar el presidente tras su intervención matutina en Moncloa.

El equipo de Josep Borrell baraja varias opciones, que pueden adaptarse a la respuesta que oficialmente adopte Caracas -más radical o más templada- y a los movimientos de Juan Guaidó, que puede ahora nombrar a sus representantes diplomáticos en Europa. Por eso, en Exteriores todavía no quieren adelantar acontecimientos que en gran parte podrían ser hipótesis, al menos hasta que el Grupo de Contacto se reúna por primera vez el jueves en Montevideo, donde estará Borrell.

Después de tantear a sus interlocutores en Europa, está previsto que el Parlamento venezolano haga hoy públicos los nombres de sus embajadores en la veintena de países europeos que han reconocido a Guaidó. El exiliado Carlos Vecchio, número dos de Voluntad Popular, ya asume este papel en EEUU, al igual que Julio Borges, ex presidente de la Asamblea, ante el Grupo de Lima. En Madrid y en el resto de Europa prefieren actuar con la máxima cautela a la espera de estas decisiones.

El ministro de Exteriores explicó desde Bruselas que el Gobierno decidirá «en los próximos días» si retira la credencial diplomática al embajador de Venezuela en España. Borrell no quiso dar ningún detalle sobre las consecuencias inmediatas del apoyo oficial del Ejecutivo al opositor Guaidó como «presidente encargado». «Los siguientes pasos vamos a verlos a partir de los próximos días», declaró. Su equipo en Madrid no quiso avanzar nada más sobre lo apuntado por el ministro.

Como aseguran desde Exteriores, la situación casi no tiene precedentes. «Nunca se había producido el reconocimiento de un presidente que no tiene poder efectivo sobre la Administración, ni sobre las fuerzas armadas», alegaron.

España cuenta con una importante colonia en Venezuela, lo que convierte en conveniente mantener abierta la representación diplomática, más necesaria si cabe si empieza a haber más problemas con el régimen de Maduro. Desde el Ministerio explican que, la embajada en Caracas lo es ante el Estado venezolano, no ante el Gobierno de turno. Y trabaja, sobre todo, por el bienestar de los españoles residentes en el país.

Borrell tampoco respondió ayer si España contempla como medida de presión nuevas sanciones contra el régimen de Maduro, tal y como ha apuntado el Reino Unido. Y se limitó a decir que el Gobierno barajará «lo que haya que ver, en función de lo que ocurra». Lo que sí rechaza claramente es una intervención armada.

Mientras, en Caracas, la embajada de España esperaba ayer las medidas del Gobierno bolivariano tras las primeras declaraciones de Nicolás Maduro contra el jefe del Gobierno español y el comunicado suave, para su costumbre, hecho público por la Cancillería: «El Gobierno cobarde de España ha tomado una decisión nefasta. La Historia le recordará como un pelele de Donald Trump», disparó el hijo de Chávez durante la celebración del golpe de Estado encabezado por el «comandante supremo» en 1992.

Repitiendo un argumento parecido al exhibido durante la entrevista emitida en La Sexta, Maduro insistió en que las manos del líder del PSOE quedarán manchadas de sangre como ya sucedió, según su criterio, con las de José María Aznar en Irak.

«Esos gobiernos [europeos] están tomando partido por la fracción más extremista de la derecha venezolana que, actuando bajo la dirección de Washington, busca desesperadamente tomar el control del poder político», argumentó en su comunicado la Cancillería. El guión revolucionario es claro: vender a Europa que se trata de una batalla entre «el Imperio y la revolución».

La vicepresidenta venezolana, Delcy Rodríguez, no se conformó al escuchar al ministro Borrell excluir cualquier intervención militar, sino que le acusó de apoyar «groseramente a un golpista que la promueve» (por Guaidó) . También extendió la mancha de sangre a sus manos, «no sólo de venezolanos, sino también de europeos que migraron a Venezuela».

El embajador español, Jesús Silva, fue declarado persona non grata y expulsado del país en enero de 2018. Por petición expresa del Palacio de Miraflores, retornó al país tres meses después, el único caso en la historia de la diplomacia mundial.

Los lamentos de unos contrastaron ayer con la satisfacción del presidente encargado ante el «meridiano reconocimiento» expresado por Sánchez. «Hoy el mundo no está de lado de Juan Guaidó, sino del lado de la lucha del pueblo venezolano. Todo este sacrificio es reconocido», se congratuló el discípulo del preso político Leopoldo López, quien además adelantó que pedirá a la UE la protección de los activos venezolanos en el continente, como ya sucediera previamente con EEUU.

España se dispone ahora a ayudar a Guaidó a convocar elecciones, a través del Grupo de Contacto y a colaborar también con el llamado Grupo de Lima . «A la comunidad internacional nos corresponde ayudar a que esos comicios se celebren, respetar los resultados y verificar que se desarrollan con todas las garantías», aseguró Sánchez ayer.

El Ejecutivo pretende también mantener abierta la interlocución con México y Uruguay que plantean realizar una conferencia internacional el próximo 7 de febrero. Fuentes del Gobierno indicaban esta semana que el «diálogo entre las partes» que defiende López Obrador es una fase superada, pero «podríamos confluir con estos dos países en que lo mejor para los venezolanos son unos nuevos comicios». España, además, tiene intención de promover en el seno de la UE y en el marco de Naciones Unidas un plan de ayuda humanitaria «para paliar urgentemente la grave situación que se vive en Venezuela».

En la política nacional, tanto PP como Ciudadanos sostuvieron que Sánchez debería haberse desmarcado de la UE y sumarse a Trump. Pablo Casado le acusó de «desleal» y de llegar «tarde y mal» a reconocer a Guaidó. El presidente de Cs, Albert Rivera, en cambio, celebró lo que llamó «la rectificación» de Sánchez.