Valcárcel dice que la educación es tan importante como el problema catalán y propone rescatar competencias

MADRID, 24 Ene. (EUROPA PRESS) –
El ex presidente del Gobierno de Murcia y actual vicepresidente del Parlamento
Europeo, Ramón Luis Valcárcel, ha subrayado que tan importante para España es a su
juicio resolver el problema catalán como los del agua y la educación, cuestiones
«vitales», ha dicho, y ha apostado por que el Estado pueda recuperar competencias
cuando una autonomía las ejerza con deslealtad.
Valcárcel, que presidió el Comité de las Regiones en la Eurocámara, ha comparecido
este miércoles ante la comisión territorial del Congreso que analiza el desarrollo del
Estado autonómico y que este miércoles escucha a otro expresidente autonómico, el
canario Jerónimo Saavedra, y a dos ex ministros de Administraciones Públicas, Jordi
Sevilla y Rafael Arias Salgado.
El político murciano, para quien la solución a muchos conflictos no requiere
inevitablemente una reforma constitucional, ha admitido que existe un problema de
«encaje» de Cataluña que requiere atención, pero lo ha equiparado con otros dos
problemas «vitales» para el futuro del país: el agua y la educación.
PLAN HIDROLÓGICO NACIONAL
Con respecto a la primera, ha reclamado que se recupere un plan hidrológico nacional
que prevea trasvases de las cuencas con excedente de agua a las deficitarias, lo que
sería «la absoluta plasmación del principio de solidaridad que recoge la Constitución»,
ha dicho.
En cuanto a la educación, ha reivindicado un pacto de Estado sobre la materia porque
está en juego la convivencia futura de los españoles, ha dicho. Ha apostado entre otras
cosas por que sea el Gobierno el que diseñe las materias troncales para evitar que a
través de asignaturas como la historia «se abran distancias insalvables» entre
ciudadanos, y por que pueda recuperar la competencia si una autonomía se comporta
con deslealtad, «si se mantiene la incitación al odio».
«Es necesario atajar cuanto antes los dogmas que propician el desencuentro a edades
demasiado tempranas», ha dicho Valcárcel, para quien el Estado tiene que mantener la
capacidad de retirar una competencia cuando no se ejerza de manera leal con el resto
del país.
INCLUIR LA LEALTAD EN LA CONSTITUCIÓN
El expresidente autonómico ha reclamado precisamente que esa lealtad institucional se
incluya en la Constitución si se abre la reforma; en su opinión, es un principio que debe
regir las relaciones entre administraciones y estar protegido por la Carta Magna.
24/1/2018 Valcárcel dice que la educación es tan importante como el problema catalán y propone rescatar competencias
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Una futura reforma constitucional también debería servir a su juicio para incluir la
pertenencia de España a la Unión Europea y para eliminar la prevalencia del hombre
sobre la mujer en la Jefatura del Estado. Para el resto, de asuntos, ha insistido Valcárcel,
la reforma no es el único camino.
Es el caso de la financiación autonómica, ha defendido, cuya reforma ve urgente
especialmente para comunidades como la suya, Murcia. «Es imprescindible el acuerdo y
que quede blindado como herramienta justa, equitativa y a salvo de vaivenes políticos»,
ha reclamado.
Otro asunto es el Senado; también en este caso Valcárcel cree que podría mejorar su
funcionamiento con una reforma de su Reglamento, sin tocar la Constitución, por
ejemplo para convertirla en cámara de primera lectura en asuntos autonómicos.
Valcárcel ha admitido que hay muchas posibles reformas de la Cámara Alta y que todos
están de acuerdo en hacer algo pero nadie lo ha hecho en 40 años. De entre todas las
alternativas, él se ha mostrado partidario de que los senadores sigan siendo en
cualquier caso parlamentarios elegidos por los ciudadanos y no representantes de los
gobiernos autonómicos. Este sistema, que sigue el modelo del Bundesrat alemán, no
encaja a su juicio con el modelo español.
CONTRA LOS REFERENDOS
Ramón Luis Valcárcel ha defendido la «excelente salud» de la Constitución y ha insistido
en que no se cierra a su reforma, sino que cree que hay otros caminos que generan
menos enfrentamiento y producen llevan también a soluciones.
En cualquier caso, ha dicho, «es también clave dibujar líneas rojas» y no caer en las dos
trampas que a su juicio tienden tanto el nacionalismo como el populismo. Por un lado,
«dejarse intoxicar» por la preeminencia del referéndum como herramienta máxima de
expresión popular. Sería un error, ha dicho, «otorgarle más consideración» a esta forma
de consulta y el Brexit es, en su opinión, un ejemplo.
Por otro, ha advertido de que la reforma del modelo territorial «no es un fin en sí mismo
sino una vía para lograr más bienestar social» y para este objetivo no es imprescindible
modificar la Constitución, ha insistido.