Un ‘tranquilo’ Marc Marquez gana en Tailandia y puede ser campeón en la próxima carrera

MotoGP era esto. Marc Márquez aparca en el parque cerrado, un cubículo al aire libre donde sólo caben los pilotos que pronto subirán al podio, y no sólo es felicitado por Andrea Dovizioso, no sólo bromean ambos por las veces que se han apostado una victoria a la última vuelta, también recibe la enhorabuena de los mecánicos de Ducati, también ríe con ellos, y mientras éstos le sueltan que ya vale, que este año lleva siete triunfos, que deje algún para los demás, interrumpe una ovación que cae desde las tribunas del paddock, donde en lugar de encontrarse seguidores de Valentino Rossi silbándole, como en medio mundo, sólo hay miles de tailandeses rendidos a lo que acaba de hacer. El momento es precioso. No hay discusiones ni polémicas, por fin. Sólo disfrute, emoción tras el espectáculo.

Márquez, por fortuna, nunca ha ganado un Mundial de MotoGP haciendo números, de podio en podio, y ya se puede afirmar que nunca lo hará. Aunque se juegue una caída, una lesión, siempre quiere ganar. En la primera carrera de la historia en Tailandia reafirmó ese carácter tan suyo, aunque lo hizo, cosa raro, con un estilo contrario al habitual. Esta vez hizo de Dovizioso. En los duelos entre ambos del año pasado, en Austria y Japón, el italiano se había atribuido la tranquilidad, la táctica, la habilidad de esperar el fallo del adversario para imponerse, y Márquez se había quedado con el ímpetu, el coraje, los errores de precipitación. Esta vez fue distinta. Cuando empezó la contienda, a cuatro vueltas para el final, el español se rebeló con hasta cinco adelantamientos para llegar en cabeza a la última curva y en ésta impuso la sangre fría: Dovizioso le rebasó, pero Márquez esperó a que se marchara de largo y al final se impuso. «He hecho un ‘Dovi style’. Me había ganado ya otras veces de esta manera y he decidido que hoy quería llegar primero a la última curva», comentó el vencedor y ya casi el campeón.

Su quinto Mundial de la categoría reina, el Mundial que le iguala a Mick Doohan, está al llegar. En cuanto cruzó la meta en su garaje se desató una celebración que rebasaba los límites de una alegría puntual, incluso de la exaltación por la última curva: era la fiesta previa al título. Con 77 puntos de ventaja sobre Dovizioso, en la próxima carrera, el domingo 21, en Japón, a escasas kilómetros de la fábrica de Honda, sólo necesitará acabar delante del italiano para cerrar la temporada.