Recuerdos de Sevilla

Juan Alcaraz Díaz (ASUNTOS POLICIALES)

Tengo que reconocer que, hablar de Sevilla para mí es algo muy especial que me obliga a batallar para que no me enmudezcan las emociones y sentimientos que siempre me embargan cuando la recuerdo.

Porque es imposible abstraerse a todo lo que tiene esta Ciudad, a su historia, a sus gentes, a sus anécdotas, a la vida que fluye de ella y en ella, al poder del reflejo del río en la quimérica imágen de Sevilla y Triana, partida por el mismo río que -sin saberlo- las une.

La Sevilla de Bécquer, de los hermanos Machado, de los grandes imagineros, de Juan de Mena, de Martínez Montañés, de Velázquez, de Murillo…. La Sevilla que fue leal a su Rey, la que no perdió la fe aunque el enemigo estuviera dentro ; la fervorosa, la piadosa, la que muere con la imagen de su Cristo o la Virgen ; la que corre por sus callejones en  Semana Santa buscando la figura, la estampa de la Macarena por la calle Parras o del Señor de Sevilla, el Jesús del Gran Poder, caminando por Conde de Barajas meciendo su túnica morada que cada Viernes Santo saca a la calle, ante el silencio y la consternación de la Ciudad.

La Sevilla más rumbosa, la Sevilla de la Feria, de la efímera ciudad eléctrica que tiene su semana de gloria en el Real, cuando parte del mes de abril aunque este año haya tocado en mayo. La Sevilla torera, del Corpus, de San Fernando. La Sevilla dividida por el verde y el rojo, por el Sevilla y el Betis y por el Betis y el Sevilla.

La Sevilla de las Esperanzas, de las Glorias, de las Fiestas, de los Barrios, de las tradiciones, de los patios de vecinos, de las comidillas en  la puerta de la casa cuando cae el rigor del verano y se toma el relente entre interminables conversaciones de vecinos… y una voz resuena en el patio : ¡ a ver cuando os calláis que son ya las dos de la mañana !. 

Resultado de imagen de la Sevilla de los Recuerdos

La Sevilla de no pegar ojo por el calor o la que no aguanta el frío que le llega del sur. La Sevilla devota de la Inmaculada, de la Navidad y de la familia, de los amigos, de las copas, de la ilusión de un niño con los Reyes Magos al abrir un regalo, envuelto en papel de mil colores.

La Sevilla de las eternas obras, de las críticas a la Alcaldía o de las pocas alabanzas. La Sevilla de los vividores, del saber vivir, de los caraduras…. La Sevilla más rancia, más añeja, más  moderna, más contemporánea. Es difícil hablar de la Sevilla de los mil colores y los mil contrastes…. La del aroma a azahar o la de la siempre ejemplar Sor Angela de la Cruz.

Por eso les propongo un viaje a Sevilla, un viaje especial, un viaje en el tiempo, de una forma diferente, sin pretensiones. No quiero facilitarles un recorrido riguroso o exhaustivo porque de Sevilla se ha escrito tanto, que dudo que la pueda superar otra ciudad, bien sea española o bien sea extranjera.

Vayan y buceen en sus recuerdos, la Sevilla de otros tiempos, la de los momentos que oyó hablar, la que le mantuvo con el alma en vilo pero que ya se olvidó. La Sevilla que les parte del pasado más bello pero a la vez más odiado. La Sevilla de los recuerdos. Uno no puede morirse sin visitar Sevilla. Los guiris ( extranjeros ) lo hacen, ¡ como no lo vamos a hacer nosotros !

Ese lugar bello, fértil y a orillas del Guadalquivir que fue llamado de numerosas formas : desde la primera Híspalis visigoda a la árabe Isbilia. Sea como fuere yo prefiero llamarla la hermana de Roma, la otra Ciudad Eterna.Resultado de imagen de semana santa sevilla

Sevilla, no es simplemente la ciudad en la que he servido, es una parte de la vida que vive en mí. Nunca le agradeceré bastante lo que hice y disfruté allí, a Sevilla se lo debo.

Mi Jefe Superior, Paco Perea, -todo un especialista en Semana Santa, esa semana de gloria sevillana- fue el que me descubrió los misterios gozosos de la misma, en la que cada saeta te emociona hasta casi hacerte llorar. Durante mi primer año, me llevó de la mano para disfrutar de las Cofradías en la calle: la Esperanza de Triana por el Puente y la Paz por el Parque de María Luisa.

Los años posteriores no le pude acompañar porque apareció en mi cuerpo una alergia al incienso que me producía desmayos. Destinado en Sevilla y alérgico al incienso: parecía una broma increíble. Le dije que me devolviera a mi tierra porque yo había resultado ser una mercancía …. deteriorada.

El pasado viernes, día 7 de junio, hizo dos años que me jubilé en Sevilla, donde pasé el último tramo de mi carrera profesional en un estado de encantamiento permanente. Aún recuerdo el efecto inmediato que tuvo en mí el perfume cautivador del jazmín y de las flores de azahar de los Jardines de Murillo, porque a pesar de todo, uno no termina nunca de irse de Sevilla.