¿Problemas con el WiFi en casa? Los routers en ‘malla’ son la solución

La nueva generación de dispositivos ‘mesh’ son perfectos para viviendas amplias, con muchos usuarios o con problemas de señal

Cuando son muchos en casa y ésta es grande o bien con una distribución alargada o con varios pisos, habrá comprobado en carne propia lo complicado que es que la señal del WiFi llegue en condiciones. Ya no nos referimos a que llegue en sí, sino que sea posteriormente utilizable en dispositivos que demandan mucho flujo como un televisor con contenido en streaming o una consola en plena misión de Fortnite. Cada vez se demanda más ancho de banda en casa y en muchas ocasiones, un simple router no es suficiente, puesto que ya no solo por la distancia, sino también por la asignación de recursos, la conexión es fácil que se sature y alguno de los equipos conectados salga perdiendo.

Google sorprendió al mundo presentando Google WiFi, un router que el gigante vende de forma individual o bien en un kit de tres puntos conectados en malla y que hizo que muchos centraran su atención en este tipo de conexión. El principio es sencillo: se conectar el dispositivo principal al router existente mediante un cable ethernet, y posteriormente el resto de dispositivos satélites en los puntos donde haya más demanda de conexión, en especial si están alejados del router. Una aplicación  ayudará al usuario a configurar estos ‘satélites’ y también a gestionar la red y la asignación de permisos, algo fundamental para las familias preocupadas por el uso de la red que hagan los menores.

¿En qué se difiere exactamente de un router convencional? Una red WiFi en ‘mesh’ se compone, como hemos apuntado, de dispositivos que ‘hablan’ entre sí y se envían información sobre el uso que están dando los dispositivos conectados. De esta manera, el sistema opera de forma inteligente y se adapta en tiempo real a las necesidades del momento, evitando los cortes o bajadas de velocidad en los momentos álgidos. Pero tal vez la función que más agradezcan los que vivan en viviendas de gran tamaño, es que no es necesario conectarse a nodos diferentes (los generados por repetidores de señal) a medida que avanzan por la casa: el dispositivo se conecta a una única red y es luego el sistema quien gestiona de qué punto debe recibir el ancho de banda de forma óptima.

“Los distintos “satélites” se pueden comunicar entre sí, lo que permite una inteligencia en la propia red que puede redirigir el tráfico de forma más óptima de modo que no necesariamente nos conectemos al repetidor más cercano”, explica Fernando Suárez, vicepresidente del Consejo General de Colegios Oficiales en Ingeniería Informática, “o repartir de forma dinámica la conexión en base al uso que se haga de la misma en cada momento: no es lo mismo ver un vídeo de alta calidad a través de internet, que navegar por una web”, afirma.

Como apuntamos, el otro gran valor de este tipo de dispositivos es que permiten al usuario una gestión transparente de lo que sucede en la propia red a través de una app en el móvil: se pueden establecer horas de descanso en las que se bloqueen los dispositivos de los menores en casa, o bien pausar internet a la hora de comer o bien establecer filtros para evitar el acceso a contenido de adultos.