Nadal reduce a Querrey y buscará la final ante Federer

Fuente: El Mundo

Se impuso por 7-5, 6-2 y 6-2 y volverá a medirse al suizo transcurrido poco más de un mes desde que le derrotase en semifinales de Roland Garros. Es su primer duelo en Wimbledon desde la célebre final de 2008 que ganó el mallorquín

Londres disfrutará de un nuevo episodio en la rivalidad más hermosa de la historia del tenis. Transcurrido poco más de un mes desde que se reencontraran en las semifinales de Roland Garros, Rafael Nadal y Roger Federer se citan de nuevo en la misma ronda de Wimbledon, 11 años después de la celebérrima final de 2008, donde el español conquistó el primero de sus dos títulos en la catedral. En un clásico que nunca se acaba, el destino se ha revelado generoso con los aficionados, que contarán con otro enfrentamiento en un grande de los dos mejores tenistas de siempre: 20 majors luce Federer; 18 su adversario. Nadal ganó a Querrey por 7-5, 6-2 y 6-2 en la pista 1, en dos horas y seis minutos, después de que Federer superase a Nishikori por 4-6, 6-1, 6-4 y 6-4 en la Central. Por primera vez en Wimbledon y por decimoprimera en los torneos de esta categoría, España contará con dos representantes en las semifinales del cuadro masculino, pues junto a Nadal estará Roberto Bautista.

El zurdo domina por 24-15 la serie iniciada con Federer en la segunda ronda del Masters 1000 de Miami, en 2004, y se ha impuesto en 10 de los 13 partidos entre ambos en los torneos del Grand Slam. Del lado del helvético, ocho veces campeón del torneo, están las seis victorias consecutivas en superficies rápidas. Nadal no gana a Federer en este tipo de canchas desde las semifinales del Abierto de Australia de 2014. «Difícil de imaginar estar de nuevo en esta situación. Es excitante volver a jugar otra vez con Roger en Wimbledon después de tanto tiempo«, dijo el español recién concluido el encuentro ante Querrey.

En apenas tres juegos, los que tardó Nadal en cobrarse el servicio de su rival, se pudo ver la traza del partido. El estadounidense jugaba con un grado de dependencia extremo de su golpe de cabecera, con el que conectó cien aces en el camino hacia los cuartos de final. Los 22 acreditados esta vez no le sirvieron de mucho. Muy dispuesto a competir como aquí conviene, acelerado el aprendizaje de resolver los puntos con el menor número posible de intercambios, el tercer cabeza de serie presionaría sobre el revés del gigante en cuanto apareciese la oportunidad y éste se vería obligado a conceder un goloso pasillo cuando se abriera para golpear con su derecha.

LA RESISTENCIA DEL PRIMER SET

Querrey sólo había entregado el servicio en una ocasión antes del encuentro y casi recién ingresado en la pisa 1 cedió su tesoro más preciado. Nadal ni es ni será un consumado sacador, pero en su disciplinada aplicación camaleónica es muy capaz de obtener los réditos que exige esta superficie con el golpe de inicio. Así lo viene haciendo desde el comienzo del torneo y así lo certificó en un partido que demandaba poder resolutivo. El servicio le permitió escapar del primer apuro, 4-3 arriba y ventaja del californiano, y mantenerse por delante en el marcador, así como eludir, con dos aces, el riesgo de asomarse a un desempate.

Sí, el desenlace del primer set se le complicó más de lo esperado. Tuvo tres bolas para llevárselo al resto, con 5-3, y una más en el juego posterior, hasta que llegó la igualada a cinco. Quebró a continuación, logro celebrado con el lógico entusiasmo en su box, pero Querrey le llevó al límite en otras tres ocasiones, dos de ellas sofocadas con los mencionados saques directos, antes del 7-5.

No era precisamente fuego amigo lo que salía de la raqueta del número 65 del mundo, un jugador de 31 años con 10 títulos y rango de número 11 hace poco más de un año. Demasiado irregular y cautivo de determinadas inercias, suele afinarse para Wimbledon, donde fue semifinalista en 2016, tras dejar atrás a Djokovic en tercera ronda, y disputaba sus segundos cuartos de final. Bajo la fachada de esmerado pelotero de las Grandes Ligas, hay un buen tenista, que se mueve mejor de lo que harían suponer sus casi dos metros.

Sus opciones, no obstante, pasaron por ese enredado primer parcial. Nadal quebró pronto en el segundo y en el tercer set y lo hizo hasta en seis ocasiones a lo largo de un partido más sencillo de lo previsto. Nunca se vio al español con un tenis tan convincente sobre la hierba. El viernes podrá calibrarse su valor ante el más contrastado especialista en la superficie.