Moncloa cree que Íñigo Errejón superaría a Pablo Iglesias si se repiten elecciones

Fuente: El Mundo

Según los cálculos que manejan en el Ejecutivo, la formación de Errejón conseguiría unos 15 escaños por los 13 de Podemos, un escenario similar al vivido en Madrid el 26-M

De las hipótesis a los números. Lo que eran sólo conjeturas empieza a convertirse en materia. En unas nuevas elecciones el 10 de noviembre Unidas Podemos perdería apoyos, el PSOElos ganaría pero el principal beneficiario de la derrota de Pablo Iglesias podría ser Íñigo Errejón. Su partido -la ampliación de la marca Más Madrid al resto de España– obtendría más escaños que Iglesias. Unos 15 diputados para él, 13 para Iglesias, según los cálculos que manejan en La MoncloaComo sucedió en Madrid el electorado potencial de Podemosoptaría por Errejón.

Su nuevo partido es todavía una ficción e incluso hay quien le atribuye su impulso al propio Pedro Sánchez, para ejercer así más presión sobre Iglesias. Pero Errejón, en una entrevista este lunes en El MUNDO, defiende que «hay claramente sitio para otra fuerza progresista no sectaria» porque Podemos, dice, «ha mutado hasta ocupar el lugar tradicional de IU«. Por eso, asegura, «no descarto nada». «Que Más Madrid sirviera de inspiración en otros lugares nos alegraría». AndalucíaComunidad ValencianaCataluña….

El partido de Errejón parece ya algo más que un anhelo y Moncloa ha comenzado a hacer sus cuentas. Hasta el presidente del Gobierno en funciones considera que existe este hueco. Este lunes defendió que en el espacio social y electoral de Unidas Podemos debe producirse una «reflexión» sobre «si quieren ser una fuerza útil para la izquierda o una fuerza que va a la contra del conglomerado de personas, de movimientos sociales, que lo que está esperando es que haya un Gobierno progresista». Dejaba así traslucir que no sólo hay sitio para el posibilismo de Errejón sino que el votante de izquierdas y su órbita social no entiende ni comparte la actitud de Pablo Iglesias.

De hecho, el jefe del Ejecutivo parece estar dirigiéndose ya a esta base electoral con su relato sobre las negociaciones con Podemos.

El viernes, el entorno del presidente ya se manifestó de manera informal y transmitió su enfado y su sorpresa por la consulta a la militancia convocaba por Iglesias, horas después de que Sánchez le ofreciera la entrada de ministros de Unidas Podemos en el Gobierno. Este lunes él mismo le puso voz en una entrevista en La Ser, en la que dio por «rotas» las negociaciones con Iglesias y asumió que el 22 y 23 se enfrenta en el Congreso a una investidura fallida.

RUPTURA «UNILATERAL»

«Encastillado en una posición maximalista». Así ve el presidente del Gobierno en funciones a Iglesias, a quien acusa de romper de manera «unilateral» las negociaciones. Cree que la consulta es una «mascarada» para justificar el no a la investidura y que está «trucada» porque plantea preguntas «falsas». No recoge, explicó, la propuesta que le hizo el pasado jueves, en una conversación telefónica, en la que le ofreció tener Ministerios con personas cualificadas de esta formación al frente, expertos en sus campos. Con este tipo de perfil citó a la ministra de Transición Ecológica, Teresa Ribera, o al de Cultura, José Guirao, valorados por su cualificación y no por su militancia socialista. Ése sería el modelo a seguir con los ministros de Podemos.

Un ofrecimiento a entrar en el Gobierno que Iglesias rechazó: «De un manotazo la tumbó y la quitó de la mesa». Al día siguiente aseguró en los medios de comunicación que era una «idiotez» y convocó una consulta donde «ni siquiera está incluida esta propuesta». «He hecho cinco propuestas distintas y las ha rechazado todas». A ver «qué hace ahora», señaló, «si quiere o no votar con la ultraderecha».

Una explicación pormenorizada destinada, sobre todo, al votante de izquierdas. El presidente no quiso detallar si el problema nuclear es la entrada de Iglesias en el Ejecutivo, como confirman fuentes socialistas, pero sí afirmó que «no acepta imposiciones». «Debo tener la capacidad de poder decidir a las personas que se van a incorporar a mi Gobierno».

En Moncloa se resisten a pensar en nuevas elecciones, pese a las cuentas sobre el partido de Íñigo Errejón, pero no hay ningún dato que permita pensar en que se puede salvar la investidura. Sánchez avanzó este lunes que volverá a llamar a Iglesias, Albert Rivera y Pablo Casado para que la faciliten. Pero Rivera «ni siquiera coge el teléfono» y el diálogo con Iglesias está congelado. El presidente reconoce que es «bastante pesimista». La única vía de salida podría ser la abstención del Partido Popular y aunque este debate se ha producido en el partido, Casado no lo contempla.

«SITUACIÓN DE BLOQUEO»

«Esto nos lleva a una situación de bloqueo», dijo sobre el fracaso de la investidura. «Mi candidatura decae y ya no soy candidato». En septiembre «tendrá que ser el jefe del Estado quien decida y por tanto tendrán que hacer todas las fuerzas políticas un movimiento».

En los despachos de Podemos causó «sorpresa» este lunes el «tono duro» empleado por Sánchez, pero su explicitación de ruptura no altera la estrategia. Al revés, la cúpula morada vio en la «dureza» del socialista la oportunidad de ponerse el traje de dialogantes y moderados. Lo verbalizó Pablo Echenique, secretario de acción de gobierno, que no dio por rota la negociación. Es más, aparentó hasta dejar una puerta entreabierta: «Estamos dispuestos a sentarnos con el PSOE a hablar de un Gobierno de coalición dentro de 15 minutos».

Argumentario político de cara a la opinión pública, toda vez que los dirigentes morados reconocen que más allá de sus opiniones en los medios, lo cierto es que la suerte está echada y en manos de sus bases, que deben decidir en una consulta si apuesta por un Gobierno de coalición o no. La dirección ya hace campaña mediática por la primera opción, claro está. Alientan seguir negociando eso sí, siempre que Sánchez acepte a Iglesias en el Consejo de Ministro, la gran piedra en el camino. Aunque dicen no tener líneas rojas, en realidad ésta es su frontera. Es más, su análisis de las últimas ofertas del PSOE -independientes afines a Podemos; miembros más técnicos y no de la cúpula morada– es que no dejan de ser un «eufemismo» del veto a Iglesias.

«No hay que poner vetos, se llamen como se llamen, porque es algo que nunca se hace cuando dos socios se sientan a negociar de buena fe», insistió Echenique. A día de hoy, Podemos sigue dando por amortizada la votación de investidura en julio y ya focaliza todos sus esfuerzos en una negociación en verano de cara a otro intento en septiembre.