«Manuel murió asfixiado y atado de pies y manos»

Fuente: La Verdad

El cadáver de un vecino de Espinardo fue hallado en su casa el 30 de agosto de 2017, enrrollado en dos mantas y en avanzado estado de descomposición por las altas temperaturas estivales

A Manuel Vidal le gustaba viajar, conocer gente y ofrecer su tiempo a quien lo quisiera aceptar. Buscaba aprender de las personas y no fintaba ocasión alguna que le permitiera enriquecerse del contacto con gente desconocida, a la que abordaba con la esperanza de tejer nuevas amistades. Por eso se hizo una cuenta en ‘Coachsurfing’, una red social que conecta a viajeros de cualquier parte del mundo para hallarles alojamiento de forma gratuita. Nauris S., un ciudadano de Letonia, se fijó en el perfil de Manuel y contactó con él en 2016 para alojarse en su casa de la calle Rocamora, en el barrio de Espinardo, en Murcia. Manuel aceptó y le prestó su sofá varias veces. Pero esa relación de amistad empezó a transformarse en algo más.

En el auto de apertura de juicio oral, al que ha tenido acceso ‘La Verdad’, el fiscal detalla que Manuel tenía inclinaciones sentimentales por el joven del Este. Pero la actitud de Nauris era «de una calculada ambigüedad, aprovechándose de tal situación para hacerle sujeto pasivo de sus demandas, que en ocasiones llegaban al filo de la extorsión sentimental».

Como prueba de ello, explica, el chico nunca le reveló su verdadera identidad y se hacía pasar por un tal David Priede. En varias ocasiones, consiguió que le entregara dinero o que se lo mandara a su país, e incluso llegó a robarle objetos de valor antes de regresar a Letonia, recuerda el fiscal. Siguiendo este relato, Manuel siempre le perdonaba esa actitud, excepto una vez, cuando en diciembre de 2016 le denunció por robo en la Comisaría de San Andrés.

Ambos se conocieron a través de una red social de intercambio de alojamientos de viajeros

El 26 de agosto de 2017, Nauris regresó otra vez al piso de su amigo, después de que este le perdonara por enésima vez. En esta ocasión, llegó acompañado de una mujer. Al anfitrión no le gustó, porque el letón le dijo que era su novia. Por este motivo, tuvieron varias discusiones.

En ese contexto de disputas, Nauris tenía decidido que aquel iba a ser su último hospedaje en Murcia, que iba a dar el ‘palo’ definitivo y no regresaría más. Para ello, detalla el Ministerio Público, urdió un plan para obtener más rendimiento económico, «para lo cual le preguntó frecuentemente por los números ‘pin’ de sus tarjetas, instaló aplicaciones de teléfono móvil que le permitían tomar vídeos de forma secreta y registraba sus pertenencias buscando dinero, llaves, tarjetas y contraseñas».

Para lograr su objetivo, el 29 de agosto se aprovechó de la atracción sentimental que Manuel tenía hacia él y de que «había consumido cannabis». De este modo, según el escrito de la acusación pública, Nauris le propuso un juego sexual de dominación conocido como ‘bondage’. Y el anfitrión aceptó. Como otras veces, la víctima se dispuso a dejarse llevar por el letón. Atado con bridas de pies y manos, acostado en el sofá boca abajo y sin poder mover un músculo, se disponía a acatar las órdenes. En esa ocasión, algo no funcionó, ya que la verdadera intención del letón era supuestamente realizar «un último intento depredador», apunta el fiscal.

Objetos de valor

En una postura muy forzada, con el cuello en hiperextensión apoyado en el brazo del sofá y con una temperatura de más de 35 grados en pleno mes de agosto y sin ventilación, Manuel murió en la casa, describe el abogado de la familia. Nauris aprovechó la ocasión y buscó entre sus pertenecías objetos de valor. Se apropió de sus llaves, registró sus bolsillos, su coche y el trastero. Le robó una motocicleta, un trípode, dos móviles, una maleta portacedés, una cámara de fotos y una cartera. El valor ascendía a unos 2.500 euros.

En este punto, el fiscal y la acusación particular difieren en cómo se produjo la muerte de Manuel. La Fiscalía expone que, tras el robo, el acusado se marchó del edificio y regresó varias horas después. Durante ese período de tiempo, Manuel falleció «por una insuficiencia cardiorrespiratoria aguda, producida como consecuencia de la inmovilización mantenida en el tiempo, boca abajo y tendido en el sofá, en una postura en la que apenas podía moverse, a lo que se unía el sofocante calor reinante en la ciudad en ese día y la ausencia de climatización de la vivienda».

La Fiscalía acusa al letón Nauris S. de un delito de homicidio imprudente y robo, mientras que los abogados de la familia afirman que fue un asesinato con alevosía

Cuando regresó a la casa y comprobó el fallecimiento de Manuel, Nauris habría tratado de deshacerse del cadáver. Para ello, lo envolvió en dos mantas y lo sacó a la galería de la vivienda, «pero como no podía manejarlo con la suficiente soltura para sacarlo con rapidez de la casa, ni deshacerse de él de ninguna otra manera, definitivamente lo dejó allí».

La Fiscalía acusa a Nauris S. de un delito de homicidio por imprudencia grave, por el que pide cuatro años de prisión, y otro de robo con violencia, por el que solicita tres años.

La familia habla de asesinato

El escrito de la acusación particular indica que, cuando la víctima estaba maniatada e inmovilizada y sin posibilidad de defenderse, el acusado comenzó a coaccionar a Manuel, «asfixiándolo, sentándose sobre su tronco, para que le facilitase sus claves de acceso de sus cuentas bancarias y aparatos electrónicos». La calificación de la acusación privada señala que, ante la negativa de este, Nauris se sentó con mayor intensidad para aumentar la amenaza y, «observando la reiterada negativa, le causó la muerte por asfixia por comprensión torácica (sofocación), enrollándolo luego en dos mantas y ocultándolo en la galería de la casa, que cerró con llave». Después, abandonó la ciudad montado en la motocicleta de la víctima.

Para los abogados de la familia, se trata de un delito de asesinato agravado con alevosía, y otro de robo con violencia, por lo que podrían pedir penas que suman entre 25 y 30 años de prisión. Nauris fue detenido por agentes de la Policía Nacional en Carlet (Valencia), gracias a que estaba reclamado por el hurto denunciado en diciembre de 2016.

Cuando fue arrestado, tenía en su poder varios juegos de llaves del domicilio de Manuel y de su motocicleta, que fue localizada en el arcén de una carretera francesa, en Pin, el 2 de septiembre, sin que se haya averiguado cómo llegó hasta allí. Además, los policías encontraron efectos de la víctima, como un trípode, dos teléfonos móviles, la maleta portacedés, una cámara de fotos y una petaca. El cadáver de Manuel fue descubierto el 30 de agosto, después de que los vecinos alertaran del hedor y los humores que desprendía el cadáver, que ya se encontraba en estado de descomposición, acelerado por las altas temperaturas de esos días de agosto.

Una vez abierto el juicio por el Juzgado de Instrucción número 6 de Murcia, la fecha está pendiente de ser fijada por la Audiencia. Cuando llegue el momento, será un jurado popular el que decida sobre el futuro del ciudadano letón. La declaración de los forenses será clave, ya que podrán arrojar luz a la cuestión de si la muerte por asfixia se produjo de forma deliberada o accidental.