La exhibición de las bigas de José entusiasma a la grada azul de Lorca

Los siete carros se giraron en la parte central de la carrera en un ejercicio de doma de especialistas internacionales de cine

Las siete bigas de estilo egipcio del grupo de José se giraron a la vez cuando llegaron a la altura de la presidencia, hasta colocarse frente a la grada azul. Fue un ejercicio de doma en el afán del Paso Azul por dar la mayor espectacularidad posible al cortejo. Los aurigas eran especialistas de cine de destacadas producciones de Hollywood. Las bigas de José se han convertido en una de las principales bazas del cortejo azul en la procesión del Domingo de Ramos por sus vistosas puestas en escena.

La singular demostración ecuestre de los etíopes, el grupo más representativo del Paso Azul, arrancaron ‘vivas’ y aplausos. Los jinetes sin montura hicieron todo tipo de atrevidas y complicadas acrobacias sobre el caballo para deleite del espectador, que no dejó de sorprenderse ante la fuerza y control que demostraron los jinetes sobre los equinos. Corrían al galope mientras saltaban de uno a otro lado del caballo, se ponían cabeza abajo sujetos solo por un pie, apoyaban solo la cabeza en el lomo del caballo.

Vistosidad egipcia

La antigua civilización egipcia llenó la carrera principal de Juan Carlos I. El faraón Ramsés II, hierático, desfiló en su Barca Sagrada, portada a hombros por una treintena de esclavos. Precedió a las esclavas egipcias, que iban a pie y arrojaban pétalos a su paso, y a Nefertari, esposa de Ramsés antes de ascender éste al trono de Egipto. La reina egipcia procesionó en su litera transportada por 48 esclavos. Tampoco faltó la carroza de la princesa Meiamén, la madre adoptiva de Moisés, a la que acompañaba un grupo de doncellas. De la carroza tiraban los conocidos como ‘maromeros’. La estética egipcia dominó la procesión azul con túnicas y plumeros de vistosos colores, tocados y rayas de ‘kohl’ que alargaban los ojos de los figurantes.

Moisés desfiló en su biga triunfal con su manto bordado en sedas sobre raso azul, en el que figura, en la parte superior, Moisés anciano mientras recoge las tablas de la ley y, en la inferior de niño, cuando su madre adoptiva lo saca del Nilo.

Completaba el conjunto la caballería egipcia, que consta de siete mantos y representa la opresión egipcia sobre el pueblo judío a lo largo de 14 siglos. No faltó tampoco uno de los personajes más significativos para la hermandad, la profetisa Débora, que desfiló con manto de color verde mar en el que figura su busto bordado en sedas. Los nazarenos de la Virgen y el estandarte de San Juan cerraron el cortejo de la Hermandad de Labradores en la procesión del Domingo de Ramos.