El «peligro» de Casado y «la soberbia» de Santamaría

CADENA SER

Fin del Congreso Extraordinario. Pablo Casado saluda a Mariano Rajoy. Se sube al escenario junto a su mujer. Ya es el nuevo presidente del PP. A continuación, entona su discurso y, al salir del plenario, no para de saludar a los compromisarios que le han votado. Pero llega un momento en el que se apagan los focos y se recogen los bártulos. Comienza una nueva etapa que se vislumbra complicada porque, en privado, los reproches continúan.

En el Partido Popular defienden que ha ganado la persona que ha sabido recuperar las ideas, principios y valores de su partido. Resaltan que él sí tiene «un proyecto de derechas». Y aunque Casado habla mucho de integración, los que le rodean no las tienen todas consigo. Piensan en nombres que se podrían unir a su equipo. Temen que algunos sean vetados. Saben que otros directamente ni se lo plantean aunque les llegue la oferta. Hay colaboradores de la exvicepresidenta que ya van pensando en hacer las maletas.

Dicen que no se van a quedar con él porque tiene «mucho peligro» y le puede «la ambición». Consideran que, como no se rodee bien, errará bastante. Hay incluso quien se pregunta cuanto tiempo durará en el cargo si estalla, de nuevo, la polémica por su máster.

Aunque los cuchillos no vuelan solo en su dirección. A ella también le llueven las críticas y es que son varios los dirigentes que aprovechan su derrota para destacar que esta es realmente «el producto de su soberbia». Afirman que le han pasado factura todos estos años en el Gobierno en los que se ha granjeado bastante enemigos.

Además, algunos creen que su equipo vivía «en los mundos de Yupi» y que, por eso mismo, ni la moción de censura a Mariano Rajoy, ni esto, «lo vieron venir». También opinan que ahora toca «regeneración» y eso es algo que Santamaría y sus colaboradores de la Moncloa, no representaban.

La verdad es que los cálculos de los suyos han fallado. Sostenían que sus compromisarios estaban «amarrados» pero, como se ha podido comprobar, no era así. Se equivocaron y, por eso, se les vio abandonar el cónclave popular «preocupados y dolidos».

Al comienzo de estas primarias históricas para el PP, un cargo señaló a la Cadena Ser que si Casado «pasaba a la final, triunfaba». Esa fue la mejor predicción en esta guerra de cifras y nervios que ha culminado hoy con «un partido, partido en dos». El líder conservador tiene tarea por delante. La primera, «reconciliar» a los suyos. Aunque para muchos las heridas seguirán sangrando.