El Madrid se sobrepone al virus FIFA

Fuente: ABC

Tardó en entrar en el partido. La Real comenzó marcando y jugando mejor; los de Zidane le dieron la vuelta en la segunda mitad

Volvía el fútbol al Bernabéu y ya casi no nos acordábamos. El llamado virus FIFA afecta mucho al Madrid,como se vio en Mallorca, y tardó en agarrarse al partido.

Hubo algunos pitidos a Bale al ser anunciado por la megafonía. La pancarta galesa sólo se podía tolerar con humor. En la época de Ferguson, unos hinchas del Manchester United sacaron una que decía: «United. Hijos. Esposa. Por ese orden». Seguro que sus mujeres (en el caso optimista de que las tuvieran) supieron encontrar un motivo de resignación.

Volviendo al virus FIFA, el Madrid lo notó. Estos parones hacen que se olviden las cosas; tanto que venía el Madrid de una racha de imbatibilidad y en el minuto 2 recibió un gol: la presión de Odegaard sobre Ramos forzó su error y lo aprovechó Willian José.

En los minutos siguientes, la Real pudo haber ganado el partido porque el Madrid no estaba y ella funcionaba a pleno rendimiento. En el Madrid nadie sabía muy bien lo que hacía allí, se diría que ni el mismo público. Todos estaban como encontrándose, como saliendo de un letargo. La Real, mientras, hacía un fútbol muy considerable.

La primera llegada del Madrid se produjo en el 8, con un encuentro entre Benzema y Hazard. Tardó diez minutos el Madrid en adquirir la temperatura necesaria y cuando lo hizo tuvo que enfrentarse a un pequeño problema futbolístico: la Real estaba mucho más organizada. Y además estaba Odegaard, en un sitio moderno que ni localizaba la defensa ni sujetaba Casemiro; y Oyarzabal, que le dio un gol cantado en el minuto 18; y estaba Merino, jugando con gran inteligencia.

En el 17, tuvo que ser Mendy el que dijera algo en el Madrid mediante un zurriagazo insospechado que Remiro, debutante en el Bernabéu, paró con buenos reflejos. Toda la Real estaba en su sitio, y parecía más hecha, más conjuntada que un Madrid cogido con alfileres y vacilante en la media. Era la diferencia entre una jam session (buenos músicos que se reúnen a improvisar) y una orquesta de jazz uniformada.

La media del Madrid no estaba todavía. Modric volvía de cada jugada resoplando como en una prueba de esfuerzo y la Real alcanzó su clímax en el 28 con una gran jugada colectiva que acabó en chut de Odegaard. Su presión seguía alta, anegando al Madrid que parecía Venecia con el agua hasta medio cuerpo.

Fue alrededor de la media hora cuando el Madrid comenzó a insistir, aunque sin fútbol aún. En esos momentos de perseverancia, Modric sacó una falta y Benzema la remató marcando con el pecho (ya nunca más pechofrío). Benzema era el mejor otra vez, pero además con más sentido y diferencia, pues se había librado del fútbol de selecciones.

Tras ese gol en el 37, el Madrid tuvo un buen par de minutos en los que se volvió a ver al equipo de hace dos semanas. Ahí estuvo firme el joven Remiro quitándole otro posible remate a Benzema, que ya acude como Zamorano. Le acompañó Hazard, rápido de nuevo como un esquiador.

Había sido mejor la Real con su moderno juego de contragolpe y triangulaciones, pero el Madrid llegaba al descanso entero y casi verdadero, aunque no del todo. No del todo reencontrado.

Al regreso, sin embargo, se la devolvió a la Real. Se la devolvió con el gol, pues a los dos minutos exactos marcó con un tiro lejano de Valverde que envenenó un defensa; y se la devolvió con una presión más decidida. Además apareció Modric, se vio por fin a Rodrygo…

El partido se puso precioso porque la Real ni mucho menos se rindió y el Madrid tenía pronta respuesta al contragolpe. Odegaard tuvo una oportunidad clara, pero armó tarde el tiro; Courtois le paró una buena a Willian José; Valverde comenzó a dominar con su potencia, y el partido en general se enrabietaba, se convertía en una alternancia de sopapos que de repente se aquietaba con una serie de toques juiciosos, casi siempre de una Real a la que no le convenía la definitiva tramontana.

Estaba a punto de romperse el partido en el campo y se rompió en la grada en cuanto salió Bale a calentar. Al entrar se llevó una de las mayores pitadas de los últimos tiempos.

Hay que decir que Bale necesitó siempre un traductor, pero habría que preguntarse si tuvo suerte con los que tuvo. ¿Hubiera irritado tanto el golf de Bale en un futbolista español, caro al entorno? Nunca tuvo buena prensa Bale, entre la protrusión y el golf, a pesar de haber marcado la historia reciente del Madrid.

Esto enfrió un poco el partido, lo despistó un rato. La Real quiso el balón, lo tuvo, pero el Madrid se pertrechó atrás con intención y, por fin, la tensión defensiva de los últimos partidos. La respuesta a la contra no se hizo esperar y, en el 74, marcó el tercero con una volea de Modric apuntada por Benzema tras una intervención de Bale, que centró bien entre pitos.

El gol era definitivo en el partido y también subrayaba una mejoría en Modric, que en la segunda parte devolvió destellos del pasado, aunque Valverde ya es titular y él y Kroos se deban alternar.

El Madrid acabó disfrutando las contras de Hazard y su relación casi conyugal con Benzema y Remiro evitó algún gol más. El Madrid se había sobrepuesto al virus FIFA y a cierta característica debilidad y Bale, por cierto, se creció con el castigo. Es ahora cuando se le está empezando a ver el carácter, lo que no deja de tener su gracia.