El gran ascenso de los 15 diputados ‘sanchistas’ del PSOE que rompieron la disciplina de voto en 2016

Pedro Sánchez vota «no» en el pleno de investidura de Mariano Rajoy, el 27 de octubre de 2016. ALBERTO DI LOLLI

Fuente: El Mundo

Fieles a Pedro Sánchez y en contra de la gestora del PSOE, votaron «no» a la investidura de Mariano Rajoy en lugar de abstenerse

A vueltas con las presiones externas y la posibilidad (muy remota) de que se produzca un tamayazo, este lunes de Reyes transcurre como una suerte de jornada de reflexión para los no pocos socialistas que son críticos con los pactos de Pedro Sánchez con ERC y el PNV. Pero lo cierto es que ninguno de los 120 diputados del Grupo Socialista se ha salido del redil de la disciplina de voto, ni siquiera dialécticamente.

En público, no ha habido voces contrarias, ni contundentes, al camino que ha transitado el líder socialista para conseguir -presumiblemente- su investidura. En privado la cosa cambia, pero sigue siendo estéril.

Ni siquiera se han rebelado los barones más jacobinos, como Emiliano Garcia Page (Castilla-La Mancha), Guillermo Fernández Vara (Extremadura) o el aragonés Javier Lambán, quien hace apenas un año no veía descartable la ilegalización de los partidos independentistas y este martes va a contemplar como sus diputados afines van a verbalizar un «sí» a la «mesa de diálogo».

Esos tres presidentes autonómicos han amagado con verter críticas y han dejado entrever su descontento, a lo sumo, pero no han puesto pie en pared ante el abrazo utilitarista de Ferraz a los separatistas, consumado definitivamente el domingo con la nula respuesta de Pedro Sánchez a las descalificaciones de Mertxe Aizpurua, portavoz de EH Bildu condenada por apología del terrorismo en 1984.

La aritmética de la investidura es muy ajustada, de manera que cualquier voto «en conciencia» de un socialista contra el acuerdo con ERC haría decaer las opciones de Sánchez. Pero nadie en el PSOE cree que eso vaya a ocurrir. Tampoco en Moncloa esperan sorpresas. La investidura está «casi hecha», descuentan. Fundamentalmente, porque los apoyos son inamovibles, incluso el de Teruel Existe. Y porque si un diputado socialista recuperase mañana el mantra del «no es no» y rompiese la disciplina de voto, sería condenado de inmediato al ostracismo socialista.

BATET, ROBLES Y MANUEL CRUZ, ENTRE ELLOS

Es decir, le ocurriría todo lo contrario que a los 15 diputados fieles a Sánchez que sí obviaron el mandato del partido -dirigido entonces por una gestora- para no abstenerse en la investidura de Mariano Rajoy de octubre de 2016. Todos ellos fueron largamente recompensados políticamente después, cuando Pedro Sánchez recuperó la secretaría general del partido y renovó tanto los órganos internos como los cargos externos.

Sus nombres conforman ahora un plantel de primer nivel: Meritxell BatetMargarita RoblesManuel CruzJosé ZaragozaZaida CanteraOdón ElorzaSusana SumelzoLidia GuinartMarc LamuàMercé PereaJoan RuizRocío de FrutosSofía HernanzPere Joan Pons y Luz Martínez Seijo. Hubo un decimosexto rebelde, claro: el propio Sánchez, que dimitió como diputado para apartar de sí el cáliz de la abstención y rearmar su alternativa socialista desde fuera del Congreso.

En la pole position de los compensados por ese servicio a la causa sanchista se sitúa Batet, actual presidenta del Congreso de los Diputados y, por tanto, tercera autoridad del país. A pesar de que ella -que pertenece al PSC– apoyó a Patxi López en las primarias del PSOE, Sánchez la recuperó para el Gobierno que surgió de la moción de censura. La nombró ministra de Política Territorial, o sea su enlace con Cataluña. En mayo del año pasado, tras las elecciones generales, fue elegida presidenta de la Cámara Baja, y reelegida en diciembre.

Margarita Robles, que había logrado el acta de diputada como número dos de Sánchez en 2016 -siendo independiente-, se mantuvo fiel a él y votó en contra de la investidura de Rajoy. La jugada le salió bien. Al año siguiente ya era portavoz del Grupo Socialista en el Congreso, y en 2018 fue nombrada ministra de Defensa. Ahora tiene al alcance de la mano repetir en el cargo, aunque hay un sector perenne del PSOE que reclama su salida.

ELORZA, SUSANA SUMELZO Y MARTÍNEZ SEIJO

Otro caso de éxito tras es el de Manuel Cruz, que ascendió nada menos que a presidente del Senado, aunque ahora no haya repetido en el cargo. Zaida Cantera, uno de los fichajes de Sánchez que no acabaron de cuajar, se ha mantenido sin embargo en el Congreso, y nada menos que por la lista de Madrid, que sirve de carta de presentación del partido. Además, fue portavoz de Defensa en el Congreso durante casi dos años.

Susana Sumelzo lideró la papeleta electoral del PSOE por Zaragoza y es secretaria del área de Política Municipal de la Ejecutiva de Ferraz, en la que comparte mesa con Odón Elorza, secretario de Transparencia (y cabeza de lista por Guipúzcoa al Congreso), y con Luz Martínez Seijo, secretaria ejecutiva de Educación y Universidades (y número uno por Palencia). Sofía Hernaz es la número dos del PSOE por Baleares en la Cámara Baja, justo por detrás de Pere Joan Pons, otro de los ilustres del «no es no». Mercé Perea y José Zaragoza también han entrado por la puerta grande al Congreso, ocupando puestos de salida en la lista por Barcelona. Marc Lamuà fue el número uno por Gerona, mismo puesto que ocupó Joan Ruiz en Tarragona.

Como se ve, todos han tenido éxito, objetivamente, tras enfrentarse al statu quo de su partido. Pero, claro, esos 15 diputados rompieron la disciplina del PSOE, porque podían. Porque había dos alternativas claras de poder en el partido: Susana Díaz, que apoyaba la abstención, y Pedro Sánchez, que ganó con claridad con el voto de los militantes.

Ahora no hay una opción distinta a Sánchez. Ni Lambán, ni Page, ni Vara han amagado siquiera con plantear ese camino. La conclusión es obvia: «Sí es sí».