El deseo es intención, la voluntad es acción.

Tanto el deseo como la voluntad son dos fuerzas muy poderosas, dos motores, el deseo es intención, la voluntad es acción, cada una tiene sus ventajas y desventajas. El deseo está más relacionado con la fuerza del placer, de las emociones, con los apetitos, las aspiraciones, con las ambiciones,… A nivel mental está mas asociada a la fantasía e imaginación y a nivel corporal se localiza en la zona del pecho. Por otro lado, la voluntad se asocia al poder, a la autoridad, la intención, a las ganas de hacer algo; se trata de una fuerza más racional que emocional capaz de dirigir libre y conscientemente las conductas externas e internas de la persona. A nivel mental la voluntad se asocia a la razón y a nivel corporal se localiza en la zona abdominal.
Como vemos tan importante es la voluntad como el deseo, cada una tiene su espacio en el cuerpo y en la mente, lo que hay que aprender es a utilizarlas para sacar el máximo rendimiento de cada una. Quizás ahora entendamos por qué el buen negociador empieza diciendo “no”, muy sencillo lo primero que quiere conseguir es parar sus emociones, relajar su mente para que el contrario no pueda manipular su deseo, además de éste modo gana tiempo para ordenar su pensamiento y encontrar la mejor solución para lo que está ocurriendo. Está utilizando la estrategia del “no” para conseguir el “sí”.
En el campo de la salud éste sencillo principio tiene interesantes aplicaciones. Por ejemplo, cuando tenemos algún tipo de trastorno bien sea físico o mental nos ocupamos de buscar una solución, nos ponemos en manos de personas cualificadas como médicos, psicólogas , terapeutas,…, con la esperanza de que nos ayuden a recuperar nuestra buena forma física y mental. En ésta situación de debilidad hay personas que sin saberlo les dan a éstos profesionales de la salud el bien más preciado que tienen, su voluntad, y se quedan tan sólo con el deseo de curarse, con la intención.
Sin embargo hay otro tipo de personas que aún poniéndose en manos de éstos profesionales de la salud y estando en una postura de debilidad dicen “no” al deseo de poner su fuerza fuera de sí y se quedan con lo más importante, su voluntad de poder, con sus ganas de vivir, y trabajan activamente por recuperar su buena forma física y mental. Son estas personas que han tomado la decisión de combatir con el poder de su voluntad las que mantendrán a raya las emociones y sentimientos de debilidad que toda enfermedad trae consigo y conseguirán curarse mientras las otras personas seguirán preguntándose por qué después de tantos años no se han curado. Las primeras materializan su voluntad en la acción y el trabajo, mientras que las segundas tienen la intención, el deseo de curarse, pero se olvidan de lo más importante, la fuerza de la vida que llevan dentro, se olvidan del poder de su voluntad.
Dr. Iñaki Rivero Urdiain