Dos robots intentarán localizar el sumergible a una profundidad de hasta 6.000 metros

RTVE

La Armada argentina ha informado este jueves de que a partir continuará con la búsqueda del submarino ARA San Juandesaparecido hace 15 días, y ya no con el rescate del sumergible debido a que el tiempo de posible supervivencia de los 44 tripulantes se ha extendido «hasta el doble».

«La integración de los recursos SAR (Búsqueda y rescate) disponibles nacionales, internacionales, estatales y privados en red de cooperación orientada a la protección de vidas humanas no encontraron evidencia alguna del naufragio en las áreas exploradas», ha explicado el capitán de navío y portavoz del cuerpo castrense, Enrique Balbi a la prensa en la sede central de la Armada en Buenos Aires.

Consultado si se descartan supervivientes, Balbi ha remarcado que «hasta tanto no tener la localización» de la nave no se va a dar una «confirmación categórica» al respecto, pero ha alertado de que «se ha extendido hasta el doble del tiempo de las posibilidades de rescatarlos«.

Sin rastro del submarino ni de sus balsas salvavidas

Balbi ha explicado que la razón es que «el plan SAR tiene como misión ejecutar la búsqueda y salvamento de personas en peligro en el área marítima bajo jurisdicción argentina con el fin de preservar la vida humana en el mar que por ley nacional le compete a la armada». Sin embargo, el portavoz ha recordado que se han barrido 557.000 millas náuticas cuadradas de exploración visual y 1,49 millones de millas náuticas cuadradas de exploración radar «sin obtener contacto con el submarino ni sus balsas salvavidas».

«Se han dispuesto 28 buques -16 de la armada argentina-, nueve aeronaves -tres argentinas- y 4.000 hombres -3.200 de Argentina-, con 18 países en apoyo, y a pesar de la magnitud de los esfuerzos realizados no ha sido posible localizar el submarino«, ha reiterado.

Balbi ha recordado que la zona de búsqueda se delimitó tras recibir información de organismos internacionales que daban cuenta de una «anomalía hidroacústica» en las proximidades de la última posición conocida del submarino y posteriormente confirmada por un organismo de la ONU que había detectado en las cercanías de ese lugar «un evento consistente a una explosión».

Cambios en los equipamientos para el rastreo

El cambio de fase, ha añadido el capitán, supondrá «básicamente» cambios en el equipamiento y personal idóneo para operar ese equipamiento. De esta forma, el buque noruego Sophie Siem, cuya cubierta había sido modificada para llevar a bordo un minisubmarino de rescate de Estados Unidos y que puede descender hasta los 600 metros de profundidad, está regresando ya a la costa.

Por otro lado, el buque Atlantis llegará a la costa el viernes para embarcar un robot que llegará en una aeronave de EE.UU. y que permite hasta 6.000 metros de operación, mientras que esta noche zarpa un buque argentino con otro robot ruso que permite bucear hasta en 1.000 metros de profundidad.

«Hay cierto equipamiento que no se va a utilizar más y otro que está viniendo para sumarse», agregó, para recalcar que se sigue barriendo y haciendo mapeo del fondo del océano, entre los 200 y los 1.000 metros, y que el cambio de fase «no es un tema de profundidades, sino de tiempo.

El último paradero conocido de la nave, en cuya búsqueda han colaborado medios humanos y técnicos de 18 países fue, el día 15, a unos 432 kilómetros de la costa patagónica argentina, cuando estaba de camino desde la base naval austral de Ushuaia a Mar del Plata, en la provincia de Buenos Aires, adonde tendría que haber llegado hace más de 10 días.