CARTAGENA/ Un grito histórico por el Mar Menor

Una gigantesca manifestación exige la recuperación de un espacio que agoniza

Fuente: La Verdad

«No queremos un mar muerto», clamaba un grupo de manifestantes a su paso por un abarrotado Paseo de Alfonso XIII, donde hasta las aceras se habían quedado pequeñas. Pasaban las siete y media de la tarde y, una hora después de la salida, había llegado la cabecera de la marcha a las puertas de la Asamblea Regional. Y un kilómetro más allá, a la altura de la Plaza de España, seguía avanzando un gentío entre una oleada de pancartas, una marea de consignas y un maremoto de indignación. «Hoga, hoga, hoga, el Mar Menor se ahoga», coreaban unos jóvenes, entre el retumbar de unos bombos; «no hay trato con los nitratos», se escuchaba a viva voz un poco más allá, mientras sonaba de fondo una batucada; «desidia, corrupción, dimisión», reclamaban en un cartel, al ritmo de unos silbatos.

Una gigantesca marcha de protesta, la más multitudinaria que se recuerda en Cartagena y donde según la Policía Nacional hubo nada menos que 55.000 personas –a mitad de recorrido los organizadores se atrevían con 40.000–, puso este miércoles voz, cara y mensajes al malestar ciudadano desatado por la situación crítica que afronta la laguna por la contaminación agrícola, urbana y minera.

Unas 55.000 personas, según la Policía, claman contra la contaminación y reclaman soluciones rápidas y definitivas para «salvar» la laguna

La amalgama de sentimientos y razones acumulados durante las últimas semanas por organizaciones ecologistas, asociaciones de vecinos, colectivos profesionales y personas de a pie, tras la muerte de miles de peces y crustáceos y la nueva ‘sopa verde’ causada por los vertidos de nitratos y fosfatos, hallaron su cauce en la marcha. La caminata para «salvar ya» la laguna había sido convocada antes de estos episodios por la Federación de Asociaciones de Vecinos de Cartagena (Favcac), con el apoyo de la Asociación de Naturalistas del Sureste (Anse), Ecologistas en Acción, la Cofradía de Pescadores de San Pedro del Pinatar y la plataforma Pacto por el Mar Menor. Pero el agravamiento ambiental de la albufera, y los consiguientes efectos económicos y sociales, alimentaron la movilización, nutrida con la llegada de autobuses desde todo el Campo de Cartagena y otros municipios de la Región. A ello contribuyeron colectivos como Greenpeace y la Plataforma Pro Soterramiento de Murcia, junto a los que marcharon otros como la Plataforma de Afectados por los Metales de la Sierra Minera de Cartagena.

En la cabecera de la manifestación estuvieron, entre otros representantes, el presidente de la Federación, Leandro Sánchez; la portavoz de Pacto, Celia Martínez; y el director de ANSE, Pedro García.

En el manifiesto final –leído ante el parlamento autonómico por Martínez y por Sonia Vera, de la Cofradía, e Irenie Liarte, de la Federación–, los convocantes cargaron contra la gestión del Gobierno regional y de la Confederación Hidrográfica del Segura (CHS) y les exigieron unidad para tomar medidas urgentes y definitivas. Además, mostraron su confianza en la acción de la Justicia, para castigar a los responsables de la contaminación (citaron la «agroindustria») y pidieron un «grito» por la albufera.

Lo hicieron recurriendo a una personificación, para hacer presente al propio Mar Menor, a modo de autodefensa. Con la noche sobre la ciudad, por la megafonía, que en una exitosa paradoja no alcanzó para cubrir al interminable manto de manifestantes, se escuchó como si el mar dijera: «A esta hora en que un susurro es suficiente para que llegue hasta el lodo más profundo, para ser devuelto de inmediato y convertirse en un grito desesperado, devolvedme de nuevo la vida que os he regalado, por vuestro propio bien y por quienes vendrán después de vosotros».

Con su apabullante respuesta (que llenó también medio ancho de la Alameda de San Antón), enérgica pero sin resquicio para incidentes, la multitud hizo realidad ese «grito» angustiado pero optimista, resumido en el lema oficial: «SOS Mar Menor. Por un Mar Menor con futuro». Además, la presencia de familias al completo, desde los abuelos a los bebés, pasando por muchos escolares que salieron de clase y se unieron a una cita por momentos festivo («bote, bote, bote, contamina el que no bote»), vino a pintar este histórico miércoles 30 de octubre de un simbólico verde esperanza. Del verde putrefacto de las aguas, visible en dibujos de peces agonizantes, al metafórico verde, en este caso por un mar azul, de la socorrida canción de Diego Torres ‘Color esperanza’. Esta sonó al final con una letra alusiva al espíritu de la concentración: «Saber que se puede, querer que se pueda».

Políticos sin protagonismo

Ese «querer» casaba con la exigencia enviada a los políticos, que a once días de las elecciones generales tuvieron que renunciar al protagonismo. Así lo pidieron los convocantes. La posición más discreta, en la última parte de la marcha, fue la de los cargos del PP. Entre ellos estuvieron el consejero de Agricultura y Medio Ambiente, Antonio Luengo, y el de Salud, Manuel Villegas, y la exministra de Medio Ambiente Elvira Rodríguez. Junto a ellos iban los alcaldes de San Javier y San Pedro del Pinatar, José Miguel Luengo y Visitación Martínez respectivamente. En otros lugares, sin pancartas, iban la vicepresidenta regional, Isabel Franco (Cs); la alcaldesa de Cartagena, Ana Belén Castejón (expulsada del PSOE), y el alcalde de Los Alcázares, el socialista Mario Cervera. De los compañeros de este no faltaron la exministra de Medio Ambiente Cristina Narbona y el secretario general del PSRM, Diego Conesa, silbados en la zona de salida. La representación nacional de Podemos llegó por medio de su ex Juan Carlos Monedero y Más País estuvo presente a través de su líder regional Óscar Urralburu. También hubo delegados de Vox, MC y otras formaciones y participó el presidente de la organización agraria y ganadera COAG Vicente Carrión.

Por si la letra de Torres había resultado ambigua a oídos de los representantes institucionales, también desde el escenario montado entre la Asamblea y el campus de la Universidad Politécnica, la escritora María Dueñas, afincada en Cartagena, dejó clara una exigencia de mínimos de este 30-0, que marca un antes y un después en la crisis del Mar Menor: «Si algún responsable político no se siente competente, que tenga la decencia de dar un paso atrás y dejar a alguien que se sienta con ánimo de adoptar medidas urgentes».