Además de por entregar los bebés a sus nuevos padres, las cigüeñas son aves fascinantes por otras muchas razones.
9 cosas que quizá no sabías sobre las cigüeñas
Pudiendo ser avistadas tanto en espacios abiertos como dehesas, pastizales, regadíos y humedales, como en campanarios y algunos de los puntos más altos de algunas localidades, por su gran porte y elegancia, las cigüeñas blancas se han convertido en una de las aves más icónicas de la península Ibérica, sobre todo en su vertiente más occidental.
Ave inconfundible, de gran tamaño y notable envergadura, Ciconia ciconia luce un característico plumaje blanco en el cual se diferencian en negro las plumas de vuelo. Su pico largo y apuntado presenta una tonalidad rojiza o anaranjada muy intensa en el caso de los adultos y un tanto menor en juveniles. Su patas se presentan igualmente de un intenso color rojo anaranjado en las aves adultas y rosadas en los jóvenes.
Este enorme ave zancuda que un día abandonó sus hábitos montaraces para asociarse al hombre en busca de sustento y protección, hubo de soportar durante el pasado siglo una serie de drásticos cambios en los paisajes y usos rurales que la llevaron a desaparecer en muchas regiones. No obstante hoy en día, gracias en parte a un cambio de hábitos, se recupera asombrosamente. La población europea se estima entre 180.000 y 222.000 parejas reproductoras y manifiesta un constante crecimiento desde la última década del pasado siglo, aunque todavía no se ha recuperado del notable retroceso sufrido en años anteriores. En España, el último censo nacional realizado en 2004 reveló una cifra de 33.217 parejas reproductoras, lo que supone un incremento de casi el 500% respecto al mínimo histórico de la especie a comienzos de los años ochenta del siglo XX.