14 años de cárcel al acusado de asesinar al misionero español Vicente Cañas

RTVE

El único acusado del asesinato hace 30 años del misionero y jesuita español Vicente Cañas por su firme defensa de una reserva indígena en la Amazonía ha sido condenado este jueves a 15 años y 3 meses de prisión.

El comisario de Policía Civil jubilado Ronaldo Antonio Osmar, el único de los seis sospechosos con vida y absuelto en 2006, ha sido declarado culpable por el el jurado convocado por la Justicia Federal del estado amazónico de Mato Grosso.

Según la conclusión del nuevo jurado, Cañas fue asesinado a puñaladas tras ser violentamente agredido –su cráneo estaba fracturado y sus órganos genitales habían sido arrancados-, por pistoleros contratados por los hacendados a los que contrariaba.

Tras un juicio que ha durado dos días, los miembros del jurado han concluido que Osmar fue el responsable de homicidio doblemente calificado por haber intermediado entre los hacendados que encargaron el asesinato y los pistoleros que lo ejecutaron, y han decidido que el comisario purgue la condena en régimen cerrado.  El condenado, sin embargo, puede presentar un recurso ante un tribunal de segunda instancia y esperar en libertad al pronunciamiento definitivo.

«Una victoria para la sociedad, de la justicia y de la memoria» 

La sentencia ha sido celebrada por los cuatro sobrinos del misionero que han asistido al juicio en la ciudada de Cuiabá, al oeste de Brasil, además de por los fiscales y los integrantes del Consejo Indigenista Misionero (Cimi), entidad vinculada al Episcopado de la Iglesia católica en Brasil y del que Cañas fue uno de los fundadores.

«Fue una victoria para la sociedad, de la justicia y de la memoria«, ha afirmado el fiscal Ricardo Pael, que ha coordinado la acusación. Por su parte, el Cimi ha celebrado la noticia y ha declarado a través de un comunicado emitido por una de las sobrinas de Cañas, Rosa Cañas, que «abre un precedente impresionante en el país para que no queden en la impunidad los crímenes contra los pueblos indígenas«.

El fiscal ha explicado que, además de su responsabilidad en el homicidio, el condenado ha dificultado la investigación como comisario responsable por elucidar un crimen en el que participó, e incluso llegó a acusar a los indígenas del asesinato. «El detenido intermedió los intereses de los hacendados. Actuó para eliminar a quien obstaculizaba los intereses de los hacendados. Además de contratar al grupo que cometió el asesinato, los orientó sobre cómo proceder», ha asegurado Pael ante el jurado.

Cañas desapareció en 1987 y fue encontrado momificado

Cañas, nacido en 1939 en Alborea (Albacete), llegó como misionero a Brasil en enero de 1966, cinco años después de su ingreso en la Compañía de Jesús, y pasó por diferentes comunidades indígenas hasta establecerse en una aldea de los Enawene-Nawe, en la que vivió como uno de ellos y a quienes se unió en la defensa de sus tierras ancestrales.

Su posición en defensa de la creación de una reserva para esta comunidad contrarió a grandes hacendados interesados en aumentar sus tierras de cultivo en el estado amazónico de Mato Grosso, oeste de Brasil y fronterizo con Bolivia. El 5 de abril de 1987, en su última comunicación por radio a los misioneros que estaban en Cuiabá, el jesuita avisó que regresaría a la aldea de los Enawene-Nawe desde una cabaña en la que acostumbraba refugiarse para hacer reflexiones espirituales.

Sin embargo, no se supo de él hasta el 16 de mayo, 40 días después, cuando su cuerpo fue hallado momificado cerca de la cabaña que construyó como refugio a orillas del río Juruena y a unos 60 kilómetros de la aldea en que vivía.

De los seis acusados del homicidio, dos murieron antes del juicio, otros dos vieron sus casos sobreseídos por tener más de 80 años y también murieron, y los únicos dos llevados al tribunal fueron absueltos en 2016 por supuesta falta de pruebas. Además de Osmar, en la época fue absuelto el agricultor José Vicente da Silva, acusado de ser uno de los autores materiales y que murió antes de responder al nuevo juicio.